Oscar Wingartz Plata*
Sin embargo, está instalada en el entendimiento o, dicho en otras palabras, esta crisis del entendimiento, no permite comprendernos ni comprender lo que sucede, lo que provoca en nosotros un sentimiento de angustia. Los que laboramos en el medio académico, “estamos sujetos a una paradoja: por un lado, se nos dice que -políticamente- la educación es fundamental, que debemos reformularnos y trabajar a fondo; por el otro los medios siguen escaseando y cada vez los recursos en el sistema educativo son peores parece ser que a pesar de todos los esfuerzos que se hacen para remediar la problemática existente en la educación no hemos llegado a ningún lado. Isaías Palacios Contreras.
Después de un enorme periplo, nos encontramos ante el umbral de las próximas elecciones el 2 de junio. Sin ánimo de ironizar, ¡qué bueno! Este proceso electoral entre otras cosas nos enseñó -creo-, que las campañas son extremadamente prolongadas, innecesariamente prolongadas, lo que, a su vez, genera un desgaste, un dispendio de dinero, que no tiene razón de ser. Porque es evidente que este tipo de quehaceres son costosos. Por otra parte, vimos que nos hace falta avanzar en serio en la cuestión democrática, esto quiere decir, que por mucho que se predique sobre ella, poco se avanza, y lo cuestionable, es la poca probidad de los directamente involucrados.
También se debe decir que estas campañas han sido poco creativas y sí muy confrontativas. Tuvimos que soportar y escuchar discursos, debates y arengas, en muchos casos, carentes de seriedad y probidad. Se hicieron promesas de todo tipo, pero la discusión de fondo es, ¿cómo le van a hacer para cumplir con lo prometido? Muchos de esos ofrecimientos, fueron auténticas ocurrencias, cosas carentes de un mínimo de juicio, aquí repetiríamos el viejo refrán: “Prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila.” Esto nos llevaría a una exposición más prolongada, por razones que están a la vista de la ciudadanía, ejemplo de ello, preguntarles a los candidatos una cuestión muy, muy sencilla: ¿con qué recursos cuenta para hacer todo eso que está proponiendo?
Una cosa que también tuvimos que padecer fue el ver, las confrontaciones verbales y personales entre los candidatos, discusiones que no llevaban a ninguna parte. Este punto es en extremo criticable, porque no permite calibrar las propuestas y su pertinencia, parecería que “los publicitas y estrategas” era lo único que tenían en mente y los candidatos las asumieron como suyas. Un ejemplo entre otros muchos, fueron los debates por la Ciudad de México, sobre todo, el candidato de la Coalición PRIPANPRD hablaba con una vehemencia digna de un análisis más profundo, como si no tuviera nada de que preocuparse. Esto en términos muy concretos se llama poca seriedad y falta de decoro. Si tomamos en cuenta la cantidad de señalamientos, a propósito del “Cártel Inmobiliario” en Delegación Benito Juárez.
En este sentido, debemos hacer la mención respectiva a los debates por la presidencia de la República, donde se escucharon cosas realmente inverosímiles. Afirmaciones que salían de toda proporción, como el haber dicho que se puede hacer un reservorio de agua dulce en el Lago de Texcoco, sabiendo que ese lago es salado. Cuando Gálvez hizo esa aseveración, evidentemente, no tomó en cuenta el peso de esa propuesta, o más bien, lo hizo con el ánimo de confrontar a sus contrincantes. Así como estas afirmaciones, se hicieron muchas más. Es aquí donde se debe reiterar la necesidad absoluta de guardar la mesura y el equilibrio. Uno debate no se “gana a como dé lugar”, más si se están diciendo cosas sin un mínimo de ponderación. Mentir a toda costa, no es una estrategia sensata de campaña, más bien, es exactamente lo contrario, van en descrédito del candidato (a) y la agrupación que representa.
Una vez más, se pudo ver que el rezago que trae a cuesta la oposición es su propio descrédito. La población paulatinamente va valorando cuál es el quehacer de las agrupaciones políticas, sus alcances y limitaciones, para el caso que se está exponiendo es uno de ellos. Ya no se van con la finta tan fácilmente, comienza a haber mayor reflexión sobre pertinencia e impertinencia sobre los partidos políticos. La propaganda emitida es otro tema de debate, un dispendio pavoroso de recursos, que objetivamente no debe ser, porque todo eso lo paga la ciudadanía, no sale olímpicamente de las arcas de los partidos. Así, pues, considero que debemos tomar lecciones contundentes a partir de estos procesos electorales, para no volver sobre lo mismo, una y otra vez.
Una última reflexión es sobre el epígrafe propuesto. No es una impertinencia ni una idea fuera de lugar, por una razón muy concreta, si no vamos formando a la futura ciudadanía en los deberes cívicos, difícilmente, vamos a ver otro panorama. Porque no se estarán inculcando valores, principios y actitudes de respecto, de ponderación, de mesura ante un evento de enorme trascendencia como es la elección de un nuevo gobierno y las decisiones que tome en el futuro inmediato. Todo esto lo debemos prohijar desde los ciclos básicos, desde la escuela, con todo y sus problemas. El peso y la dimensión que tiene la escuela, la debemos valorar con mayor profundidad y convicción. No debe ser palabras al aire, debe ser un quehacer clave y fundamental en la formación de los niños y jóvenes. Por ello es extremadamente urgente que se trabaje sobre esos puntos, para que nuestra sociedad sea pensante, crítica, sobre todo, que sepa construir comunidad, algo que a estas alturas de la historia, no lo tenemos plenamente.
*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.
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