Teresa E. Hernández-Bolaños
En las últimas semanas hemos presenciado el éxodo de migrantes haitianos que han entrado por la frontera sur del país con destino a los Estados Unidos. Quizá la migración haitiana sea más sorprendente que las caravanas hondureñas, guatemaltecas o salvadoreñas de los últimos años, no sólo por el número de migrantes, sino también por la lejanía de la isla caribeña del territorio mexicano y norteamericano, y por la dificultad que implica cruzar el mar y en ocasiones también varias naciones por tierra, sumado a ello, el idioma, que también dificulta la travesía.
Por otra parte, se han mediatizado los recientes acontecimientos que mostraron a la guardia fronteriza de los Estados Unidos reteniendo con violencia a los migrantes en su mayoría haitianos, así como también, algunos incidentes protagonizados por los agentes de migración mexicanos encargados de detener el avance de las caravanas, con ello se ha logrado que la opinión pública visibilice un problema que cada día avanza y se desborda. Pero, por qué la migración haitiana aumenta, por qué más de 14 mil migrantes en su mayoría haitianos se encuentra en la frontera entre México y Estados Unidos, y más de 500 ya han sido deportados a Haití en las últimas semanas.
La migración haitiana no es nueva, el éxodo más sobresaliente se inició en 2010, pero seguía otra ruta, los migrantes haitianos se dirigieron a Brasil y a Chile, el año pasado y lo que va de este año, los migrantes haitianos en Chile y Brasil comenzaron a dirigirse a Colombia, luego a Panamá como punto fronterizo para su ingreso a México por Chiapas con el objetivo de cruzar el territorio mexicano y llegar a los Estados Unidos. Por lo que, muchas caravanas haitianas vienes del sur del continente y otras directamente de los puertos haitianos.
La respuesta a la interrogante de la migración haitiana es compleja, es multifactorial, es la suma de la crisis económica, política y social que vive Haití desde hace varias décadas, al menos seis, pero que se ha recrudecido en los últimos 10 años y entrado en crisis en los últimos 5, justo durante el periodo de gobierno del recién asesinado Jovenel Moïse. Porque la historia de inestabilidad política, pobreza y marginación del pueblo haitiano no comenzó recientemente. La historia de Haití está marcada por la dictadura, por los golpes de estado y los vacíos de poder. La cruenta dictadura de Francois Duvalier y su hijo dejó a Haití sumido en la miseria y estancó profundamente su camino hacia la democracia. Los múltiples presidentes y los gobiernos haitianos posteriores a la dictadura fueron inestables, en algunos casos ilegítimos.
Tan solo el antecesor a Jovenel, Michel Martelly, llegó al poder después de un golpe de estado y fraudes electorales, terminó su periodo de gobierno en 2015 dimitiendo con acusaciones de corrupción y malos manejos vinculados a Petrocaribe, sin que se convocara a elecciones ni hubiera un sucesor, lo que generó un vacío de poder. Posteriormente el triunfo de Jovenel no fue reconocido de inmediato, de ahí que llegue al poder un año después, hasta febrero del 2017, un asunto que generó controversia, ya que para la oposición su periodo de 5 años debía terminar en 2021. A pesar de las protestas para que dejara el poder Jovenel sostuvo los últimos meses de gobierno por decreto disolviendo el parlamento.
Durante su gobierno hubo 7 Primeros Ministros, contando al último que no juramentó, pero que se disputa el poder con el anterior que había destituido el presidente antes de morir, que hoy es el actual presidente interino, Claude Joseph, usurpando el puesto que correspondía al presidente del Tribunal Supremo, quien murió de Covid. La corrupción, los malos manejos y los desastres naturales, el terremoto en 2010 y el huracán Matthew en 2016, han agravado la crisis económica de los 11,402,533 haitianos. Lo que convierte a Haití en el país más pobre de la región de América Latina y el Caribe y uno de los más pobres del mundo. Sin duda el asesinato de último presidente profundizó la crisis política y social.
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