Teresa E. Hernandez-Bolaños
Desde el pasado 20 de abril, cuando el juez sexto de distrito en materia administrativa, concedió una suspensión provisional a la empresa Monsanto, filial de Bayer, para que ésta pueda estar exenta de asumir el Decreto Presidencial emitido el 31 de diciembre del año pasado, 2020, por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, que establece la eliminación gradual del uso e importación del glifosato[1] en México. Muchas voces se han levantado para solicitar al juez Francisco Javier Rebolledo Peña, para que no ratifique su decisión el próximo lunes. De ratificar el fallo, la decisión del juez permitirá a Monsanto seguir utilizando el glifosato en México y mantener los permisos de importación. Con ello México seguirá usando el herbicida, considerado desde el 2015 por la OMS (organización Mundial de la Salud), como probable cancerígeno para humanos, después de comprobarlo en pruebas con animales, además de otros daños a la salud.
El fallo del juez a favor de la empresa Monsanto y el uso del herbicida, pone en evidencia, los intereses económicos de la multinacional norteamericana en México, y los del juez, que poco le importa la vida y salud de los mexicanos, ni la conservación de las variedades nativas de maíz, otro de los puntos en debate. Tanto Greenpeace como la Campaña Nacional Sin Maíz no hay País (integrada por más de 300 organizaciones campesinas, indígenas, de derechos humanos, científicas y académicas) en defensa del medio ambiente, han evidenciado la necesidad de retirar los herbicidas como el glifosato y optar por alternativas agroecológicas y/o agricultura orgánica, tal como lo señala el Decreto presidencial. La Campaña Nacional Sin Maíz no hay País ha emitido una carta abierta, dirigida al juez Francisco Javier Rebolledo solicitando rectificar el fallo con fecha del 26 de abril de 2021.
La lucha de miles de personas en el mundo para erradicar el uso de herbicidas y concretamente del glifosato lleva varios años y su uso ha sido fuertemente debatido en la Unión Europea, ya que este herbicida ha sido señalado como el causante de malformaciones por su toxicidad y como disruptor endocrino, es decir, un químico capaz de alterar el funcionamiento de las hormonas; también tiene consecuencias en el medio ambiente, ya que contamina suelos, agua y otros seres vivos. Al ser absorbido por las hojas llega al tallo y es absorbido por los suelos, pasando al manto friático, se ha comprobado que sus residuos permanecen en los cultivos. También es señalado como reductor de la diversidad de especies vegetales, ya que fue diseñado para eliminar hierbas y arbustos no deseados en los cultivos, pero finalmente acaba con cualquier especie vegetal.
En Francia y en general en toda la Unión Europea, se ha venido debatiendo sobre la prohibición del uso de glifosato. Durante el 2019 y el 2020 el gobierno francés discutió la posibilidad de eliminar el uso de este herbicida. Finalmente, el 15 de enero de este año un tribunal administrativo francés prohibió el uso del Roundup Pro 360, un herbicida que tiene glifosato como ingrediente activo, por considerarlo de riesgo para la salud y la seguridad. Dicho tribunal señaló que la Agencia Francesa para la Alimentación, el Medio Ambiente y la Salud y Seguridad Ocupacional (ANSES) se equivocó al aprobar el uso de este producto en 2017, sin examinar los posibles riesgos a la salud.
En el caso de México, el Decreto, publicado en el Diario Oficial de la Federación, señala que se deberá “…sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos utilizados en nuestro país que lo contienen como ingrediente activo, por alternativas sostenibles…que resulten seguras para la salud humana”[2]. El decreto entró en vigor el 31 de diciembre del año pasado, y será vigente hasta el 31 de enero del 2024, ya que plantea que el uso de este herbicida será gradual. El fallo del juez no sólo contraviene lo señalado en el decreto sino omite las investigaciones acerca de los daños a la salud y el medio ambiente. Es momento de que partidos, organizaciones y ciudadanos alcen la voz a favor de lo verdaderamente importante, la salud y la vida.
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