Desde nuestra América
Desde nuestra América

Bolivia: Una luz en el camino

El “MAS” (Movimiento al Socialismo) triunfó en las elecciones en Bolivia. Foto: Twitter Evo Morales Ayma.

Oscar Wingartz Plata*

Los yacimientos bolivianos estaban en manos de la Standard Oil, después se descubrió, empero, que esta compañía exportaba petróleo a Argentina por un oleoducto clandestino y que la gasolina iba a dar a manos, precisamente del propio Paraguay, en guerra con Bolivia. Ésta fue, como comprobación, la base de la nacionalización posterior de esos yacimientos (1931), de tal suerte que si la motivación imperialista hubiese sido la determinante se daba el caso de que la Standard estaba en favor del triunfo de sus enemigos. René Zavaleta Mercado.

El pasado 18 de octubre del presente año hubo elecciones presidenciales en la República de Bolivia con el triunfo inobjetable del exministro de Economía en el gobierno del depuesto presidente Evo Morales por un golpe de Estado, impulsado entre otras fuerzas, por la cúpula militar de ese país. El ganador de la contienda fue el economista Luis Arce Catacora con un 52.4%, sobre Carlos Mesa de la agrupación Comunidad Ciudadana con un 31.5%, y sobre Luis Fernando Camacho de la Alianza Creemos con un 14.1%, sin posibilidad alguna para una segunda vuelta electoral. El triunfo de Arce Catacora debe ser valorado desde una perspectiva amplia y de conjunto. Vamos a proponer algunos elementos.

Desde la presidencia del Evo Morales se venía impulsando un movimiento amplio de diversa contextura social, mucha de su base es de origen indígena y campesino, mejor conocido como el MAS (Movimiento al Socialismo). Sus seguidores y simpatizantes fueron conformando un programa de gobierno con un fuerte contenido nacionalista y antiimperialista, dio como resultado un apoyo popular muy sólido a la gestión gubernamental del presidente Morales, un tiempo exiliado en México, y posteriormente se dirigió a la Argentina. Es en este contexto donde se inscribe el triunfo del actual presidente electo Arce.

Aquí caben una serie de referencias muy concretas sobre el proceso seguido por esta nación latinoamericana, al igual que el resto de nuestra América ha batallado una enormidad en la búsqueda de su consolidación estatal. El epígrafe del Mtro. René Zavaleta es una pequeña muestra de ese ir a contracorriente en la historia. Bolivia junto con el Perú constituía una unidad administrativa durante la etapa colonial, mejor conocido como el Alto Perú donde la extracción de minerales preciosos, el oro y la plata eran el eje del trabajo productivo. Con este elemento podemos ver que las formas, los contenidos del desarrollo aplicados a la región peruano-boliviana tendrán un carácter fuertemente extractivo, lo que ello implicaba en una dimensión de futuro. Esto sin estridencia de ninguna naturaleza ha sido el “a, b, c” de nuestro desarrollo histórico, ser naciones extractivas con un bajísimo nivel en la composición de sus fuerzas productivas, a la vuelta de los siglos, nos puso en una dependencia extrema del capital extranjero y del desarrollo tecno-científico a gran escala.

El mismo Libertador Simón Bolívar al independizar el Alto Perú, se dio cuenta con enorme decepción que la reconstitución de la América Sur liberada iba para largo, entre otras cuestiones, porque carecían de un base material y política sólida, dicho de manera coloquial: “la independencia les cayó de golpe.” Desprovistos de una estructura económico-política que efectivamente encabezara la conformación del Estado-nacional se vio envuelta, a la par que nuestra América, en un mar revuelto de intereses propios y ajenos. El resultado final fue la descomposición del régimen anterior, sin tener una base que desarrollara nuestras sociedades en el futuro inmediato, y de ahí, a la desestabilización permanente en todo el siglo XIX.

Es en esta tesitura que se fue desenvolviendo la recién independizada república que fue presa fácil de las oligarquías, de los grupos de interés, el aparato militar, y del poder de las naciones imperialistas, entre otras, Inglaterra que fue un factor de desestabilización profundo en toda la América del Sur. De manera muy resumida y sintética esta ha sido la ruta seguida por nuestros países a lo largo y ancho del continente en los últimos 200 años, de la llamada vida independiente. Así, pues, este es el marco donde se mueve la propuesta del MAS.

Entre otros elementos a considerar es la recuperación real, efectiva, concreta de sus recursos naturales. Bolivia tiene una enorme plataforma gasera, al igual que enormes yacimientos de litio un mineral que las grandes corporaciones se lo disputan sin miramientos de ninguna naturaleza. También está la recuperación cultural, social y simbólica de lo que significa sus culturas originarias. Por ello, el presidente Morales fue trabajando sistemáticamente en estos ejes programáticos, que a la vuelta de unos años les ha rendido dividendos alentadores, es decir, la recuperación de Bolivia por los bolivianos.

Para realizar un proyecto de estas dimensiones, evidentemente, se necesita de una base social de amplio espectro que comulgue profundamente con estos principios e ideales de manera clara y efectiva. En todo esto, hay un factor decisivo, y ha sido la movilización y organización obrera-campesina-originaria que le ha dado un poder y una presencia inusitada en la arena político-social a estos sectores, grupos y clases sociales en la historia reciente del país andino. Como podrán valorar, el retorno del Movimiento al Socialismo es parte de un proceso de lucha gestado en las entrañas mismas de lo más profundo del pueblo boliviano.

No es una agrupación política más, es la síntesis y la condensación de anhelos, luchas, ideales y utopías largamente acariciadas por las fuerzas progresistas en un amplio espectro. Por ello se puede afirmar que, el ejemplo boliviano puede constituirse en la punta de lanza de un mango proyecto continental de recuperación, rescate y cumplimiento de las esperanzas más sentidas de nuestros pueblos durante siglos, uno de ellos es sentirnos plenamente latinoamericanos. No tener la sensación de vivir en un continente ajeno, donde unos pocos son los que mandan.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Docente-investigador en la Facultad de Filosofía de la UAQ.