Análisis Desde nuestra América
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45 años de una revolución perdida

Conmemoran 45 años del triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua.
Opinión 45 años de una revolución perdida
Imagen: La Gaceta Sandinista.

Oscar Wingartz Plata*

La producción de Nicaragua en su mayor parte se encuentra orientada a satisfacer las demandas del mercado externo y sufrimos lo que es conocido con el nombre de monocultivo, o sea que la mayor parte de la producción está constituida por una escasa variedad de artículos. […]  el rasgo feudal de la sociedad nicaragüense presenta un relieve todavía más pronunciado que en muchos países de América Latina si observamos que las mismas personas que controlan el aparato dictatorial estatal son las que a su vez controlan la vida económica… Comandante Carlos Fonseca Amador.

El pasado viernes 19 de julio la República de Nicaragua conmemoró el Cuadragésimo Quinto Aniversario del triunfo de la Revolución Popular Sandinista con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como la vanguardia político-militar de ese proceso insurreccional. Este evento histórico tuvo y sigue teniendo elementos para la reflexión. Esta conmemoración hace algunos años era una verdadera celebración popular, donde se convocaba a todo el pueblo a asistir a la Plaza de la Revolución para festejar ese mago acontecimiento. La población asistía con gusto y ánimo festivo, ahora, todo eso ha caído en un ritual cooptado y centralizado por el gobierno encabezado por Daniel Ortega Saavedra, su esposa Rosario Murillo y la cúpula del aparato estatal. Aquí viene uno de los puntos a ser analizados, ¿por qué pasó de ser una celebración popular a un ritual cerrado y manipulado por la cúpula del poder? Vamos a proponer algunos elementos para dar mayor idea de este punto que se menciona.

Como dice el epígrafe de esta entrega, retomado del ideario político-revolucionario, del líder, fundador e ideólogo de la revolución nicaragüense, el comandante Carlos Fonseca Amador. Nicaragua ha pasado por una serie de problemáticas de diverso orden que hacen ver a esa nación con un cúmulo de calamidades. No es exagerado afirmar esto, por una razón que lo confirma, su propio proceso histórico. Dentro de estas consideraciones que se vienen exponiendo, hay una que tiene una dimensión realmente traumática, ver cómo pasó de ser una experiencia luminosa en su momento, a ser una total falsificación en las actuales circunstancias. No es extremo decir, que es doloroso ver lo que ha sucedido a 45 años de distancia. De ser una luz en el camino de su redención, a ser una realidad totalmente oscura y con pocos visos de arreglo en lo inmediato.

Estos procesos son esas lecciones que nos da la historia de cómo se puede pasar de la esperanza a la negación de todo. La obra de los seres humanos se corrompe con el paso del tiempo y esta es una de esas lecciones. El proceso seguido por el FSLN en la consecución de una vida nueva, diferente para su población, pasó por etapas duras, ásperas, dolorosas. Este trayecto se inicia en la década de los 60 del siglo pasado, concretamente en Honduras, donde se funda esta vanguardia político-militar, donde paulatinamente va a acumulando cuadros políticos, militares, recursos, sobre todo, creando las bases orgánicas que fundamentarán la lucha, esta labor la desarrollo con entrega, conocimiento y pasión el comandante Fonseca, dar el sustento histórico, social, político e ideológico de un camino que se iba a proyectar en el futuro. La gran utopía de la liberación del pueblo nicaragüense de las manos de una dictadura militar como lo fue la somocista. Como todo en esta vida, se va perdiendo, se va dejando en el camino, los ideales, los principios, los anhelos; esto es precisamente lo que ha sucedido con ese entrañable país, de lagos y volcanes.

El actual presidente Daniel Ortega ha claudicado estrepitosamente a todos esos principios y convicciones que en algún momento dijo representar y respetar en los años fundacionales del Frente. Al igual que Anastasio Somoza se ha perpetuado en el poder, ahora en compañía de su esposa y sus hijos; igual que los Somoza, creando una casta dinástica, junto con sus allegados y lacayos. Toda esta travesía ha sido extremadamente tormentosa para el pueblo. Muchos de ellos, sobrevivientes de esas jornadas que marcaron una hoja de ruta, buscando lo mejor y más limpio de este proceso. Gente que se entregó con absoluta generosidad e ilusión tratando de construir un país donde todos tuvieran un espacio en él. ¿Qué ha pasado?

Todo lo que se propuso, se pensó, se luchó ha quedado en el pasado. Muchos de los grandes cuadros del Frente Sandinista, han abdicado a todo lo jurado, lo prometido, sin un mínimo de dignidad y vergüenza; el primero y más representativo es Daniel Ortega al encarcelar a sus compañeros de lucha, de ideales, de afanes y de penurias. Los compañeros que lucharon desde “las catacumbas” con un rigor y una convicción a toda prueba han sido desplazados, estigmatizados; exiliados, incluso negándoles su nacionalidad, como si eso se pudiera a hacer por un sólo acto demagógico. Ha entablado una auténtica cacería contra todos aquellos que lo contradigan o antagonicen. Esto empezó en 2018, cual los jóvenes organizaron una revuelta por las decisiones tomadas, que dejaba sin posibilidad alguna a esa juventud que se sentía agraviada, la justificación de la brutal represión fue que: “eran agentes de la reacción y el imperialismo que querían dar un golpe de Estado contra el gobierno”. Excesos y justificaciones absurdas, fuera de lugar, descabelladas para desatar una represión inmisericorde contra todo aquel que osara oponerse a sus designios.

Así, pues, estamos en el momento actual, donde la población ha tenido que replegarse y mantener una actitud de espera e ir generando las condiciones propicias para que se exprese su voluntad y deseos. Ha sido tan obcecada la reacción de Ortega, que “ha jalado parejo”, uno de sus adversarios más acérrimos ha sido la Iglesia Católica, porque ha expulsado, exiliado, encarcelado a todos aquellos obispos, sacerdotes y religiosas que considera un peligro para su gobierno. En ese sentido, se puede afirmar que ha creado las condiciones propicias para considerar que sus actos atentan contra los derechos humanos y la dignidad de las personas de manera flagrante. Estos son algunas de las cosas que han sucedido, y siguen sucediendo en la nación centroamericana, donde habita gente noble, dicharachera, alegre y solidaria. El tiempo no perdona, y lo que ha pasado del triunfo de su revolución al presente, debe ser reprobable y rechazado de manera explícita. Porque ante todo está el fervor de un pueblo y su deseo de ser feliz, pleno y alegre.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.