Desde nuestra América
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¿Se vislumbra el retorno a clases?

Foto: Unicef.

Oscar Wingartz Plata*

A algunas de las empresas que han convertido la educación en mercancía, van maestros que se han deformado en ellas, Para obtener un papel, credencialismo que les permita escalar en la carrera docente, sin preocuparse por el desarrollo de los niños. El resultado lo tenemos a la vista, se satura a los estudiantes de actividades, sin ningún conocimiento de la pedagogía o de la forma como el niño aprende a pensar, los alumnos educados de esa manera odian leer y de jóvenes se convierten en reproductores del sistema, listos para sobreexplotación y el consumo, y además convencidos de que esa es la mejor forma de vida. Esther Sanginés.

De un tiempo para acá, se ha comentado con mayor insistencia, el posible regreso a las clases presenciales en todo el espectro educativo nacional. Ante estos planteamientos es menester proponer algunas consideraciones tomando en cuenta su significado y su peso, entre otras razones, porque no ha sido nada sencillo ver nuestras escuelas cerradas por más de un año. Dicho sea de paso, la forma en que se tomó esa decisión tuvo costos altísimos para la sociedad en su conjunto. La manera tan abrupta e intempestiva fue un dato que desorientó, en primera instancia a los directamente involucrados, es decir, a los estudiantes, al sector docente, a muchas de autoridades educativas. De golpe, sin trámite alguno: “Todo mundo a su casa, sobre la marcha vamos viendo cómo van las cosas.” Esto en términos muy concretos significó un paso muy complejo, y con resultados muy disparejos. Todo ello lo tenemos a la vista.

Así, pues, se está hablando de ese regreso a la actividad escolar, a la normalidad educativa, ¿ello qué quiere decir? ¿Cómo hay que entenderlo? Se hacen estos cuestionamientos por un asunto que debemos tener claro, ese regreso no es tan sencillo, ni lineal, ni expedito, es decir: “ya se regresó a clases y punto”. Implica una serie de consideraciones, todas ellas de primer orden, que van de lo estrictamente administrativo, pasa por la cuestión educativa; y algo muy importante, ¿en qué condiciones regresan nuestros estudiantes a la escuela? Es evidentísimo que todos deseamos el regreso a las aulas. Han sido meses arduos, ásperos, duros, de una impresionante enseñanza, porque no se estaba preparado para un evento de estas magnitudes, con ello una serie de incidencias, que han atravesado todo el espectro socio-educativo, entre otros, y muy doloroso, el ver la deserción que ha generado la pandemia en todos los niveles educativos. Esto es parte de las consideraciones que se pueden hacer, que son de primer orden, de cara a este posible regreso.

Por otra parte, está un elemento que también es materia de estas reflexiones, ¿en qué condiciones físicas, materiales se encuentran nuestros centros educativos? No hay que perder de vista, que ha pasado mucho tiempo sin ser utilizadas las instalaciones educativas, y es de obviedad, su deterioro. Este es un punto que la autoridad federal, estatal y educativa debe tomar en serio, sobre todo, porque el regreso va implicar una estrategia clara y definida que permita ir transitando de manera certera y ágil a la normalidad en cuanto tal. En un primer esbozo, los docentes de educación básica ya lo plantearon, las escuelas en su conjunto deben ser revisadas, si se desea un retorno exitoso y sin incidencias fuera de lugar.

En estas variables que se están exponiendo hay otra que de manera más clara se está realizando, la vacunación a todo el personal educativo. Esta es una demanda absolutamente imprescindible, entre otras cosas, por lo que implica este reinicio a las actividades. Hay una serie de pasos a seguir y cumplir de manera estricta, organizada y con una idea de largo aliento. Todo con el propósito explícito de superar consecuentemente esta contingencia, no estar reiterando lo que se ha llamado “las nuevas olas de contagio.”

En términos educativos, académicos y formales, esto va implicar en mi opinión un trabajo en extremo arduo, por una cuestión que muchos no han visto, o no le han puesto la relevancia necesaria, ¿cuál ha sido el grado o nivel de asimilación que han tenido nuestros estudiantes durante este tiempo a través de prácticas escolares que se han sintetizado en una pantalla? ¿La virtualidad ha sido la respuesta pertinente, consecuente y adecuada para el conjunto del estudiantado? Es aquí donde se hacía la mención del regreso en términos académicos. Tenemos ante nosotros, una serie de hechos, situaciones e incidentes que deben ser analizados con detalle, juicio y actitud ponderada, más si tomamos en cuenta lo declarado por la Secretaria de Educación Pública, la maestra Delfina Gómez, en el sentido, de que la Prueba PISA no se va a aplicar este año, si no el siguiente por la contingencia.

Este es otro punto álgido de nuestro espectro educativo. La autoridad educativa había dicho que México en la última prueba aplicada había ocupado uno de los puestos más bajos en el conjunto de las naciones que les hacían este examen, la pregunta es: ¿qué se puede esperar de ese examen en las actuales circunstancias? Creo que no podemos esperar mucho, por los planteamientos vertidos. No vamos ahondar sobre este punto, ello nos ocuparía mucho del espacio para una entrega como la presente; pero sí es pertinente decir que, todo esto es parte de una misma realidad, en el sentido de que no podemos desligar educación-sociedad-economía y desarrollo de manera artificial. Porque un elemento lleva al otro, y así sucesivamente. Más, si tomamos en cuenta, los cambios tan abruptos en el sector educativo en los últimos años, en todos los niveles.

Tenemos ante sí, una ruta por cumplir de manera seria y organizada, para llevar a buen puerto el regreso a clases tan ansiado, esperado y anhelado. Ya va siendo hora de retomar la normalidad y nuestras vidas de manera consecuente.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Docente-investigador en la Facultad de Filosofía de la UAQ.