Teresa E. Hernández-Bolaños
Mucha tinta ha corrido desde que el pasado miércoles se conociera la noticia de que “sorpresiva e inesperadamente” Estados Unidos, concretamente la Corte del Distrito Este de Nueva York, desestimara los cargos contra el general Salvador Cienfuegos Zepeda[1], en otras palabras, retirara los cargos, nada menos que, de narcotráfico y su vinculación con la organización criminal conocida como H-2, relacionada al famoso cártel de los Beltrán Leyva.
Esta sorpresiva decisión de “liberarlo” de los cargos, y este inesperado giro en el caso Cienfuegos, se da a poco más de un mes de su detención (15 de octubre) ocurrida en el aeropuerto de Los Ángeles, mientras ingresaba con su familia, a manos de la DEA (Administración para el Control de Drogas, por sus siglas en inglés), quien le imputó cuatro cargos relacionados con conspiración para fabricar, importar y distribuir narcóticos a Estados Unidos, así como lavado de dinero, por su vínculo con la Organización H-2.
La maniobra incomprensible de la Fiscalía General de los Estados Unidos para acordar con la Fiscalía General de la República (FGR) de nuestro país la entregar de Cienfuegos, argumentando que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos tomó la decisión para permitir que México sea quien reciba al general Cienfuegos, para que pueda ser investigado y en su caso procesado de acuerdo con las leyes mexicanas, y con ello fortalecer la cooperación entre ambos países, resulta más que ilógica, absurda y sospechosa.
De cuando acá, como reza la frase popular, el gobierno norteamericano, el Departamento de Justicia, la Fiscalía General y la propia DEA, respetan, cooperan y entregan detenidos, presos o enjuiciados por narcotráfico a los gobiernos de origen. De cuando acá la DEA es “desestimada”. Lo sucedido no es algo frecuente ni común, ¿qué sucede realmente en el caso Cienfuegos?, ¿por qué el gobierno de Trump entrega a Cienfuegos sin que México lo hubiese solicitado ni existiera investigación ni acusación alguna en nuestro país?, ¿por qué lo devuelven a México en carácter de “ciudadano mexicano sin cargos en Estados Unidos”?
Hay muchas especulaciones, lo que sí es verdad es que por primera vez un secretario de la Defensa, ha sido detenido y acusado de vínculos con el narcotráfico. Tampoco nadie había sido “entregado” en manos de la FGR sin cargos. No olvidemos que el exjefe de Seguridad Pública, durante el gobierno del ex presidente Felipe Calderón, Genaro García Luna, continúa su proceso en los Estados Unidos, precisamente acusado por conspiración para tráfico de drogas. La lista de narcotraficantes procesados y enjuiciados en Estados Unidos también es larga, Joaquín “El Chapo” Guzmán, Édgar Valdez Villareal “La Barbie” o Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo”, son solo algunos.
Para la periodista Anabel Hernández lo sucedido deja en entredicho el sistema de justicia norteamericano, ya que cedió ante la presión e intromisión de Donald Trump quien prácticamente obligó a la Corte de Nueva York a retirar los cargos. Esto, indica Anabel, puede ser un gesto de agradecimiento de Trump a AMLO por no felicitar a Biden, cuestión que nos parece bastante superficial. Finalmente la probable entrega de Cienfuegos por parte de Trump a AMLO, debe ir más allá de un simple agradecimiento. Lo que resulta más interesante de lo señalado por la periodista es que AMLO, a diferencia de Trump, no puede intervenir ni influenciar en la FGR en este caso. Por otro lado, la FGR no tenía ninguna investigación abierta contra Cienfuegos. También señala que dentro de la Fiscalía hay funcionario encargados del caso vinculados con Genaro García Luna. Finalmente para la periodista, se trata de un acuerdo político y no de un asunto de justicia. Prevé que al cambio de gobierno en Estados Unidos se pueda reabrir el caso.
Ante este escenario habrá que preguntarse, ¿qué intereses en México y en Estados Unidos pueden ser afectados con la detención y juicio de un delincuente como Cienfuegos?
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