Análisis Desde nuestra América
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¿Otra vez, lo mismo?

Presidente de Venezuela Nicolás Maduro
Opinión Otra vez, lo mismo
Nicolás Maduro Moros llamó a votar “por la paz, por la democracia y por Venezuela”, el pasado 28 de julio, día de la jornada electoral en aquel país.

Oscar Wingartz Plata*

El interés irracionalizado de perpetuar viejas y anacrónicas relaciones clasistas y de producción, constituye una genuina expresión ideológica que predomina en el sistema y los regímenes reaccionarios. Cuando el interés se convierte en proclama y amenaza y se acompaña de su correspondiente acción práctica derechista, la acción de las fuerzas populares surge como una necesidad histórica para radicalizar la actitud de las corrientes, tendencias y fuerzas revolucionarias. Este marco de referencia para estudiar la radicalización política de América Latina no surge de un análisis mecanicista, donde una acción corresponde a una reacción, sino de una interpretación dialéctica, ya que la radicalización de derecha o de izquierda es un aspecto contenido en la vigencia objetiva de   leyes históricas de la dependencia. Mario Miranda Pacheco.

El domingo 28 de julio pasado, en la República Bolivariana de Venezuela se llevaron a cabo las elecciones para la presidencia de la República, contendieron 10 aspirantes, de los cuales dos eran los que realmente estaba enfrascados en una batalla férrea, el actual presidente Nicolás Maduro Moros y Edmundo González Urrutia. Previo a las elecciones, se dieron una serie de sucesos, que pretendían desestabilizar el proceso mismo, con actos de sabotaje cibernético y una guerra mediática feroz. En ese contexto se realizó la jornada electoral. En este momento, esta batalla por la elección sigue en un punto máximo, entre otros asuntos, por el despliegue abrumador de rechazo al triunfo de Nicolás Maduro, que obtuvo un 51.95 por cierto el conteo del 97% del total de las actas, mientras que González Urrutia tiene un 43.18%. Cifras proporcionadas por Consejo Nacional Electoral (CNE), máximo órgano electoral de Venezuela.

Ante este panorama, se ha desatado una avalancha de dimes y diretes, buscando como se dice en la jerga política “sacar la mayor raja posible”. La discusión de fondo está sobre la mesa, por una cuestión que ya se venía perfilando, una lucha sin cuartel ante la perspectiva del triunfo chavista, encabezado por el actual presidente. Como dice el título de esta entrega, ¿Otra vez, lo mismo? No es la primera vez que se da esta confrontación abierta en el proceso pre y poselectoral en ese país caribeño. Si se miran las cosas con detalle, es la pugna por dos proyectos de nación; igual o muy parecido a México. Por un lado, está el proyecto de la derecha, que se viene fraguando desde el ascenso mismo al poder del comandante Hugo Chávez Frías, pretendiendo (la derecha) retomar sus fueros, sus privilegios, en una relación estrechísima y casi simbiótica con el gobierno norteamericano y la derecha internacional. En todo esto, hay un dato clave, las inmensas riquezas naturales que tiene Venezuela. En otro momento, ya se había comentado, este país tiene la plataforma petrolera más grande del mundo (como le gusta decir a nuestro presidente), esto que se está exponiendo es comprobable, ni los árabes la tienen. Es de absoluta obviedad, que es impresionantemente apetecible por las grandes corporaciones petroleras norteamericanas esa inmensidad de combustible ante un escenario que se viene perfilando, el agotamiento de ese recurso a nivel global.

Todo esto confrontado con el reverso de la moneda, un proyecto profundamente nacionalista, antidependentista, antiextractivista. Esto ha sido el pan de cada día de Nuestra América, la apetencia, la voracidad y la avaricia plutocrática por saquear a nuestros países, dejándolos sin la posibilidad histórica de construirse por sí mismo, con sus propios recursos, con sus propios proyectos, con sus propios ideales. Así es como está entablada en términos muy sintéticos la situación venezolana. Como se podrá observar, todo aquel que tenga un mínimo de sentido común y de nación, por ninguna razón puede aceptar que otros les arrebaten sus riquezas.

En este punto, deseamos retomar algunos elementos del epígrafe propuesto. El autor del mismo fue un eminente académico boliviano que trabajó muchos años en la UNAM. Candidato a la presidencia de Bolivia, un hombre entregado al estudio y análisis de la América Latina con pasión y conocimiento profundo. Una de las ideas centrales que nos plantea, que está en el debate político hoy, es precisamente, la fuerza que ha adquirido la derecha a nivel mundial. ¿Por qué es relevante este asunto? Para algunos analistas, la derecha está marcando la agenda política internacional, esto en términos muy concretos, es muy delicado y peligroso.

Tampoco hay que perder de vista que, la derecha siempre ha estado presente en la política, pero la cuestión a destacar es, ¿qué pretende y con qué medios quiere alcanzar sus objetivos? Históricamente, ¿cuál ha sido la expresión más extrema de la derecha hablando contemporáneamente? El ascenso del fascismo en Europa, el nacional-socialismo -el nazismo-, ¿a dónde llevó esta corriente ideológica? A la guerra más mortífera y brutal que ha vivido la humanidad en los últimos cien años. Si esto no es para preocuparse, entonces, hay que retomar con seriedad y sentido crítico las lecciones que nos da historia.

Otro punto a destacar es como en todo evento político-social de envergadura, se expresan y magnifican determinadas ideas, expresiones, valores y visiones de la realidad. Para el caso que se está exponiendo, todos estos elementos se muestran en una arena muy densa, espesa; donde la mentira, la calumnia, la difamación toma la delantera para confundir, camuflar, en definitiva, para tergiversar la realidad, con ello obtener resultados poco claros, si no, francamente desaseados e inescrupulosos. Esto se ha realizado, a través de un bombardeo cibernético-mediático inmisericorde, donde las ideas, los proyectos, las propuestas pasan a un tercer plano, eso objetivamente, no tiene ninguna relevancia; porque el terreno en que la derecha se mueve es otro, como la instigación a forzar o violentar las acciones sociales. Así, pues, nos encontramos en un escenario ya visto, pero con ingrediente especial, extremadamente más beligerante por parte de derecha, hasta el punto de convocar a la insubordinación contra el Estado y sus instituciones. Asunto potencialmente explosivo.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.