Desde nuestra América
Desde nuestra América

Nuestra América hoy

Imagen: Especial.

Oscar Wingartz Plata*

En los comicios presidenciales y regionales celebrados en Chile y Venezuela volvió a evidenciarse la diferencia entre lo nacional popular y el nacionalismo conservador: el primero responde a las luchas históricas del pueblo, y el segundo a los prejuicios de la sociedad, mediáticamente inducidos.
Con el respaldo de Washington, Pinochet impuso el terrorismo de Estado para ejecutar el modelo neoliberal de la escuela económica de Chicago, patrón que planificó la inclusión y la exclusión con lupa y escuadra, y que a partir de 1990 adaptó formas de “alternancia”, entre los políticos… José Steinleger.

El pasado fin de semana se celebraron elecciones en Chile y Venezuela, con resultados por demás paradójicos, se pudiera pensar que “las aguas regresaban a su cauce”, pero, no fue así. Sobre todo, si tomamos en cuenta que han tenido procesos sociales intensos, abigarrados, esto llamaría a abrigar una cierta esperanza, en la rectificación del rumbo seguido, principalmente en Chile; a diferencia de Venezuela que van consolidando una opción renovadora en diverso plano. Como dice el autor del epígrafe propuesto, en el fondo subyacen dos proyectos de sociedad y de gobierno. El venezolano, de corte nacional y popular, mientras el chileno, un nacionalismo conservador. Esto es así, entre otras razones, porque la oligarquía norteamericana ha ejercido un enorme hostigamiento, presión y exclusión sobre la patria de Bolívar y su gobierno, al declararles una guerra de “baja intensidad”; con todo y eso, se han mantenido firmes en su proyecto de transformación.

En Chile, el asunto es más complejo y paradigmático, si tomamos en cuenta los resultados que arrojaron las elecciones. Para un buen segmento de la población chilena y muchos analistas, fue desconcertante, por no decir, “catastrófico” lo que sucedió en una primera vuelta, ganó la agrupación de extrema derecha en cabezada por José Antonio Kast, que está impulsando una agenda, de lo que llamaríamos “más de lo mismo”; en segundo lugar quedó Gabriel Boric del Frente Amplio, considerado la nueva izquierda; en tercer lugar quedó un personaje de lo más surrealista, Franco Parisi, para los anales de Kafka, entre otras cosas, hizo su campaña electoral desde Estados Unidos, al tener una demanda millonaria por pensión alimenticia, con una plataforma electoral cercana a la derecha. Con estos elementos podemos tener una perspectiva del espectro político en Chile, y su posible desenlace.

Aunado a este cuadro, está Nicaragua, que también vivió unas elecciones en extremo cuestionadas por la forma en que se desarrollaron, es decir, “la oposición” que enfrentó el actual presidente es de muy dudosa credibilidad. Este es el panorama que muestra Nuestra América en estas jornadas político-electorales, donde uno puede apreciar un marcado vaivén de sucesos, personajes, planteamientos y preferencias. Este panorama nos lleva a desarrollar algunas ideas y planteamientos sobre el futuro inmediato en materia político-social en la América Latina. Una idea que se muestra en lo inmediato es ¿hacia dónde van las preferencias electorales? Sobre todo, si tomamos el caso chileno, el más complejo.

Un elemento que nos puede dar una idea sobre el asunto, es el contexto inmediato de la nación andina, entre otras realidades, están en la etapa sobre la formalización de una nueva constitución, que derogue a la redactada en el periodo de la dictadura militar pinochetista de 1980. Este evento se muestra en extremo contradictorio por una cuestión que debería ser el faro que oriente las acciones subsecuentes, esto es, la conformación de esa constituye supone todo el espectro socio-político chileno, con ello, la expresión de las demandas más sentidas por la población. El planteamiento es, si se está en el camino de una nueva constitución, eso debería ser razón más que suficiente para enfocar en la dirección correcta, esto es, una sociedad donde los intereses del pueblo se reflejen y se materialicen, sin distingos, ni exclusiones.

Aquí hay otra variable en este proceso, Chile en los dos últimos años ha estado inmerso en una movilización intensa, demandando la construcción de una sociedad plural, incluyente, democrática; que supere los antagonismos del pasado, heredados de la dictadura pinochetista. También supondría un intenso despertar de la conciencia social, donde los actores transitan en concordancia con esos anhelos e intereses. Lo paradójico son los resultados de estas últimas elecciones, donde un segmento significativo de la población votó por la extrema derecha. Los elementos propuestos, nos dejan pensando sobre la ruta que están siguiendo nuestras naciones, con sus honrosas excepciones.

Una pregunta que se muestra con enorme fuerza es ¿el periodo neoliberal desarticuló la brújula histórico-social de tal manera que hemos extraviado el camino? ¿nuestras sociedades se sienten en tal incertidumbre, ello les hace tomar opciones ya vividas, a pesar de los saldos que han dejado? ¿ha calado hondo el neoliberalismo que nuestros pueblos no quieren arriesgar en una nueva propuesta? Adelantando, si es así, pues, estamos mal. Seguimos en un retroceso histórico, combinado con un uso mediático faccioso y perverso, donde la fórmula sería: “sigamos por donde vamos, al fin que ya conocemos en camino”. Estos cuestionamientos tienen un margen de reflexión amplio, porque nos permite pensar en los diversos momentos que han acompañado esta fase histórica que se está viviendo, sobre la cual se está analizando, estudiando y criticando.

Incluso las nomenclaturas dicen poco o nada, en el peor de los casos, confunden más a la población, un sólo ejemplo, desde los medios se afirma que el presidente López Obrador es de izquierda, preguntaría, ¿qué significa ser de izquierda hasta estas alturas de historia? Es evidente que los medios usan esa fraseología para confundir, amedrentar, impresionar; con ello generar un ambiente de animadversión y antagonismo hacia el actual gobierno, sin razones ni argumentos de fondo.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.