
Oscar Wingartz Plata*
Claudia es ya nuestra presidenta. Es un hecho histórico sobresaliente de la vida pública de México. Claudia tuvo una inversión profunda en la entraña del pueblo durante la campaña, y pueblo y nueva dirigente han construido una relación de confianza y cordialidad necesaria e irremplazable. Ese es el fundamento y corazón político de la gobernabilidad de la nueva titular de Poder Ejecutivo. […] Eso ha ocurrido en esta venturosa elección, como sucedió con la de Andrés Manuel. Los gobiernos posteriores al de Lázaro Cárdenas fueron echando al olvido esa dimensión de la cultura mexicana; el neoliberalismo y su modernización gorila, la enterró. José Blanco.
Ha concluido una fase del proceso electoral 2024 con un triunfo aplastante para la coalición MORENA-PT-PV. Su triunfo es inapelable, inobjetable, por una sencilla razón, la diferencia de votos es contundente. En números redondos Claudia Sheinbaum obtuvo un 60% contra un 30% de Xóchitl Gálvez, esto por más que se le busque es abrumador. Esto nos debe llevar a una serie de planteamientos sobre el quehacer político y sus desarrollos futuros, porque sería poco serio y fantasioso afirmar que ya se ganó, y a otra cosa. Tanto para los ganadores como para los perdedores. En todo esto hay un asunto poco serio por parte de Gálvez, la noche de las elecciones le habló por teléfono a Sheinbaum para felicitarla por su triunfo, y acto seguido dice que va a impugnar las elecciones, por considerarlas un asunto de Estado. Contradicción total. ¿Acaso no ve la impactante evidencia? Los resultados para su agrupación fueron totalmente adversos. Hay que tener un poco de mesura y sensatez. Ello nos debería procurar una reflexión más profunda.
Una primera idea va en una dirección muy concreta, la oposición fue labrando su propia derrota desde el momento mismo en que se agruparon en un miasma fuera de toda proporción. Aliarse con el único propósito de desplazar del poder a la actual administración federal muestra una pobreza total, es el clásico: “quítate tú para que me ponga yo.” Esa decisión que tomaron está asociada, entre otras muchas, a la desesperación que les generó la fuerza y la contundencia que ha mostrado el actual gobierno, es decir, estar junto a la gente. En un larguísimo trayecto que viene desde los fraudes electorales del 2006 y 20012. Este no es un dato menor, jornadas de lucha cívica haciendo prevalecer la honestidad, el decoro y la voluntad popular. No debemos olvidar que muchas de estas acciones, también vienen acompañadas por el megafraude en las elecciones de 1988 con Carlos Salinas de Gortari, donde descaradamente le arrebataron el triunfo legítimo del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas. Son lecciones que la sociedad va acumulando en su memoria, empezando por recodar como fue el gobierno de Salinas, de una depredación impresionante del patrimonio nacional, tomando decisiones, como si el país fuera de él y de sus cuates, lo más impresionante, ¿cómo terminó ese sexenio? Una vez más, la historia se constituye en maestra de la vida.
Una segunda idea está expresada en la propia conducta de la oposición, donde perdieron la noción y el eje de las discusiones y los problemas fundamentales del país, al configurarse una idea del mismo sin asidero en ninguna parte. En este punto, hay una cuestión en extremo compleja, la relación con el mundo y sus graves problemas, eso no se debe dejar de lado. De manera aldeana pensaron que podían contender por la presidencia de la República envueltos en un mar de contradicciones, parecería que se fueron quedando en el tiempo. Esto es, creer que la coyuntura actual les podía favorecer, sin pensar en un factor determinante, la sociedad mexicana ha cambiado a pasos agigantados. El resultado final, una derrota estrepitosa, apabullante.
No queremos recargar las tintas, pero una cuestión que está presente es, ¿cómo reconfigurarse como oposición? Entre otros elementos, cuando uno de sus aliados está en la perspectiva de perder su registro. Esta pregunta es lapidaria, porque la coyuntura los ha rebasado por la derecha con la mano en la cintura. Sin ánimo de exagerar, perder unas elecciones presidenciales con una diferencia de 30 puntos, no sólo es impresionante, sino, simple y sencillamente, impresionante. No hay margen para excusas o deslindes.
Por el lado de los ganadores, también hay cuestionamientos de fondo. No se pueden quedar en el solaz de la victoria, hay muchas cosas por delante, una de ellas, es hacer el análisis crítico y autocrítico de las cosas que no se hicieron bien. No se pretende afirmar como decían los priistas de viejo cuño: “el carro completo.” Eso a estas alturas de la historia, no tiene cabida. Desde esta consideración, un asunto que debe ser discutido con honestidad, fue la elección de sus candidatos a los diferentes cargos. Mucha gente dentro y fuera del partido crítico a la dirigencia por esas selecciones. Gente sin tener una presencia real y militante en el partido fue elegida, dejando de lado a la militancia que venía de años dándolo por todo, gente que se ha entregado en cuerpo y alma al proyecto de la 4T. La expresión de este proceder es el llamado “chapulineo”, pasar de partido en partido, para muchos sin mayor trámite o con una serie de arreglos desconocidos por la militancia. Este proceder, una parte de la militancia morenista y aliados lo plantearon con toda razón desde el inicio de las candidaturas.
Otro punto clave de estas consideraciones es, profundizar los proyectos y la misión histórica de la Cuarta Transformación. La labor súperencomiable del presidente López Obrador es digna de las consideraciones más elevadas. Enfrentarse a un aparato de Estado tan aceitado y engranado no fue cosa fácil, sobre todo, tomado en cuenta que llegó a máxima magistratura del país, en condiciones muy distintas a las que llega Claudia Sheinbaum. Guardando las proporciones, al presidente le tocó realizar la llamada “talacha”, ahora al siguiente gobierno le corresponderá materializar con toda esa labor iniciada y llevarla a su plena realización. ¡Festejemos de manera honesta y sincera a nuestra nueva presidenta!
*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.
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