En Pocas Palabras
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En manos del PRI la reforma eléctrica

Foto: Secretaría de Energía.

Teresa E. Hernández-Bolaños

En pasados días el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador hizo llegar una iniciativa de reforma constitucional al Congreso de la Unión, dicha reforma impactará a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y a la propia reforma energética de Peña Nieto, quien modificó varios artículos de la Constitución en 2013 para hacerla posible. De aprobarse esta reforma eléctrica cambiarán algunas de las reglas del juego, reguladas por la Comisión Regulatoria de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), órganos creados en 2013 tras la adición de un párrafo en el artículo 28 constitucional, que las hizo posibles, y que esta iniciativa propone desaparecer. Pero para que eso suceda, las fuerzas políticas deben reacomodarse y los votos del PRI son decisivos.

Lo que hay en juego es determinante para la CFE, ya que, de aprobarse, cambiarán las reglas sobre todo de la iniciativa privada, quien participa hoy en la generación y suministro de la energía eléctrica, a quien le abrió las puertas la reforma de Peña, también está en juego la explotación del litio. Esta reforma vendría a darle sustento constitucional a la Ley de la Industria Eléctrica aprobada en marzo de este año. La iniciativa y la posibilidad de su aprobación no sólo es controversial por lo que implica en términos de ley y las consecuencias para los inversionistas privados en la industria y sus intereses en otros recursos, sino por lo que implica en términos políticos, ya que, si algo logró la alternancia en el poder desde el año 2000, fue el equilibrio de las fuerzas políticas dentro del Congreso y la incapacidad de un solo partido para imponer sus iniciativas y aprobarlas por mayoría. Incluso la propia reforma energética de Peña requirió el Pacto por México para su aprobación, un pacto político entre el PRD, el PAN y el PRI quienes votaron a favor de la reforma.

Hoy las fuerzas políticas del país están frente a una coyuntura similar, un solo partido o una sola alianza no es suficiente para aprobar la iniciativa de reforma constitucional. Hoy la iniciativa presidencial, quien cuenta con los votos de MORENA y sus aliados, requiere que legisladores de otros partidos de oposición, en ambas cámaras, voten a favor. El PAN ha manifestado de inmediato su oposición, al igual que el PRD, los dos partidos que, desde el Pacto por México y ahora en Va por México, han estado unidos a PRI en coalición, en alianza legislativa y electoral. Y es que paradójicamente MORENA necesita de los votos del PRI para aprobar la reforma, ya que en la Cámara de Diputados se requieren 331 votos a favor, MORENA y sus aliados solo poseen 278, los 53 votos que faltan para la mayoría calificada sólo podrían llegar del PRI, quien cuenta con 71 votos. En la Cámara de Senadores se requieren 86 votos a favor, MORENA y aliados cuenta con 76, los 10 votos faltantes también tendrían que salir del PRI quien tiene 12 votos. Y es que sólo el PRI puede otorgar esos votos, ya que es la única bancada de oposición que no ha rechazado abiertamente la iniciativa, por el contrario, se ha pronunciado a favor de un análisis y evaluación, para lo cual cuenta con 45 días, también ha dicho que sea cual sea su decisión ésta será en bloque, o a favor o en contra.

El PAN se ha apresurado a amenazar y presionar al PRI, si vota a favor deberá olvidarse de Va por México su alianza electoral y legislativa (PRI, PAN, PRD), que los ha llevado a varios triunfos electorales como fuerza de oposición, por otro lado, el mismo gobierno ha propuesto al PRI que apueste por su historia y su ideología más nacionalista, pues fue el PRI en el poder, quien nacionalizo la industria petrolera y luego la industria eléctrica en México, con Lázaro Cárdenas del Río en 1938 y Adolfo López Mateos en 1960. De no votar a favor el PRI “traicionaría” sus más profundos ideales.

La moneda está en el aire, y el PRI tiene en sus manos no sólo la aprobación de la iniciativa, como una reforma constitucional más, sino la oportunidad de ganar la confianza de los mexicanos, después de todo el PRI está interesado en volver a la presidencia, puede apostar por seguir jugando con la oposición en alianza con el PAN y el PRD para subir a la silla presidencial, o ir solo en una jugada temeraria para ganar votos, confianza y credibilidad, al final el PRI tiene a cuestas más de 70 años en el poder y experiencia en el juego político.