Ramón Martínez de Velasco
I
He leído líneas como que “no todo tiene que ser hueva en el encierro”. Y yo digo: por qué no.
O que “si existe la Musa, cuando llegue es mejor que te vea trabajando”. Y yo digo: para qué.
Más coherente, el francés Blaise Pascal apuntó que “todas las desgracias se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación”.
“Vicente Aleixandre ganó el premio Nobel de Literatura sin levantarse de la cama de su casa de Madrid. Sólo abandonaba la habitación para visitar prostíbulos” (‘La escuela de escritores acostados’, en El País).
El alcohólico y drogadicto Truman Capote era, también, un escritor horizontal.
“La cama ha producido grandes avances en el pensamiento y muchas conquistas literarias. Gran número de autores debe su vocación literaria a estar postrados en el lecho” (El País).
Allí… tumbados… sin enfermedad alguna ni razón aparente.
Por qué no.
II
He leído líneas como que “la historia de la Humanidad es la historia de la impaciencia”. Y yo digo: no. La historia de la Humanidad es la historia del aburrimiento.
En la serie titulada ‘Cartas desde la cuarentena’ (enlalupa.com) he leído algo así como una ‘Antropología de los habitantes de la ciudad de Querétaro’ para uso personal.
En general, los colaboradores perciben la confinación como una limitación de la libertad. Como un “se acabaron las fiestas” o “el mundo ha dejado de ser divertido”.
Algo así como “Querétaro no está en la calle, sino en mi propia casa”.
Algo así como “se me va solo el timón”.
Algo así como “que no se pare el disco… que no deje de sonar”.
III
Por qué no un… no sé… “Hoy me perdí en el camino. Fui al supermercado, compré cervezas, pero antes de llegar a casa me las bebí todas”.
No sé… “Hoy, mientras cocinaba, me tomé un vermut. Pero se me fue de las manos y pasé de tomarme un vaso a beberme una botella en dos horas”.
No sé… “A falta de bares, el consumo de alcohol en mi hogar se ha disparado al cuadrado”.
No sé… “Pensé que yo era un simple bebedor social, pero ahora veo que necesito afrontar la escena de vivir embriagado”.
No sé… “Creí que la cocaína era más una cuestión de las fiestas”.
Mmm… “No sé para qué diablos me casé. Estoy preparado para afrontar una nueva y solitaria relación conmigo. Aunque debo confesar que es poco probable que vaya a soportar mi presencia en estas cuatro paredes”.
No sé… “Mi terapeuta me dijo que estar confinado no debe ser sinónimo de estar aislado”.
No sé… “Mis admiradores esperan ansiosos leerme y escucharme. Que se vayan al carajo”.
Epílogo
Nunca hay que beber por aburrimiento.
“Triunfar en la derrota significa reconocer que levantarse es dejarse caer” (Jorge F. Hernández).
Most peculiar!
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