Medio Ambiente
Medio Ambiente

El Parque Nacional El Cimatario en asedio

Imágenes: Anaximandro Flores Valderrama.

Anaximandro Flores Valderrama*

Desde sus orígenes como Área Natural Protegida, con categoría de Parque Nacional, mediante decreto con fecha del 24 de julio de 1982, con una superficie total de 2447 hectáreas, abarcando parcialmente los municipios de Querétaro, Corregidora y Huimilpan, con una altitud de 2490 metros sobre el nivel del mar, ha estado sometida a diferentes tipos de presión como Área de Conservación, en virtud del desmedido y descontrolado crecimiento de la mancha urbana, siendo esto lo que representa mayor impacto, presión, asedio y riesgo, tomando en cuenta que los tres municipios señalados son considerados como parte de la zona conurbada de nuestra gran ciudad capital.

En particular, Corregidora es el que ha mostrado un desarrollo urbanístico sin límites ni control alguno, siendo este uno de los municipios a nivel nacional con el mayor crecimiento demográfico de acuerdo con las cifras más recientes del INEGI. (Censo 2020).

A lo largo de estos últimos años, el asedio más notorio y evidente dio comienzo cuando se inicia la construcción de un desarrollo habitacional, “Cumbres del Cimatario”, proyectado en medio de dos áreas protegidas: El Cimatario y El Tángano, primer craso error, en virtud de la superficie afectada por la construcción, nunca se tomó en consideración la afectación e impacto ambiental sobre esa fracción del ecosistema.

Parte de la carretera 400 que conduce a Huimilpan, durante la administración estatal pasada, fue ampliada hasta la entrada del citado fraccionamiento, ojo, solo hasta ahí llega la ampliación, ¿por qué será?, mejor trazada, con sus infaltables topes, un tramo envidiable de ciclovía que nada se parece al infame rodamiento intentando ser una ciclovía como la de avenida Universidad, por ejemplo.

Segundo asedio, en otro flanco, “Fraccionamiento Campestre Italiana”, en la parte baja del Parque Nacional El Cimatario (PANEC), en plena colindancia con la antigua oficina administrativa del Parque, que por cierto, años atrás se perdió a raíz de un viejo litigio territorial con el Ejido de la Noria, el cual se asienta (o lo queda de él) en el municipio de Huimilpan.

En la actualidad, atravesando por dicha comunidad, se puede entroncar con la nueva vialidad carretera 401, denominada “Boulevard Metropolitano Huimilpan-Santa Bárbara”, en donde nos encontramos a lo largo de ese trayecto en dirección hacia Sta. Bárbara, en ambos sentidos con un surrealista panorama pletórico de fraccionamientos, escuelas, comercios, gasolineras, una clínica del IMSS y hasta las oficinas se Seguridad Pública del Municipio de Corregidora, vale decir, aunque de eso nos ocuparemos en otra ocasión, esos “desarrollos” han causado terrorífico impacto a la Presa de El Batán.

Formando parte integral de las 2447 has. del PANEC, que comprende dos áreas originales, la primera como Área de protección, conservación, educación ambiental, y que durante muchos años fue un área destinada exclusivamente al cuidado, preservación, reproducción de venados cola blanca protegidos in situ y por la NOM 059.

La segunda, un área de recreación y diversión denominada “Mundo Cimacuático, cuya entrada se localiza en la carretera estatal 400 en el km. 7.5, en la vecindad de la Comunidad de la Noria, perteneciente al municipio de Huimilpan.

Por cierto en ambos casos, hasta estas fechas cerrados al público tristemente en razón del terror sembrado por una partícula de RNAm que tiene a la humanidad de rodillas, pero bueno, eso es harina de otro costal de la que también nos ocuparemos posteriormente.

El PANEC, administrativamente depende de la Secretaria de Desarrollo Agropecuario (SEDEA), y, a su vez, por la Dirección Forestal de la SEDEA, y, el Parque a cargo de un Director, durante muchos años cargo que desempeño la arquitecta Pamela Siurob.

En la actualidad, el Parque se encuentra acéfalo, solo un encargado, cuya responsabilidad ciertamente es limitada.

En medio de esta transición administrativa por el cambio del Ejecutivo Estatal, relativamente reciente, hubo denuncias de “desaparición” de maquinaria y equipo pertenecientes al parque, descuido, propios de la ausencia de un Director y sobre todo la abulia, apatía, desdén y carencia total por la importancia del Parque como recurso natural.

Tercer asedio: En visita reciente al lugar, justo en el km 7.5 de la carretera 400, me encuentro con una construcción de altos muros sin que el que esto escribe pudiera apreciar la superficie de que abarca tal obra en terrenos del mismísimo Cimacuático, y con señalamientos como ¡Condominio Residencial “Real del Cimatario”!, malla ciclónica cuyos avisos advierten PROPIEDAD PRIVADA, ah chingá, ¿en zona federal?, ¿en una ANP? Qué carajos está pasando. Hace poco en la faldas de El Tángano, otra propiedad privada, sea zona de amortiguamiento o no, o acaso, ¿la Ley permite las invasiones, aun cuando sean zonas de amortiguamiento?

En este caso por barracas y en el que nos ocupa Condominio Residencial, eso está en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LEEGEPA)? O es ya una maldita letra muerta. Parece que sí. Para las leyes ambientales de este país se prefieren invasiones por paracaidistas que habitan en barracas o invasores en condominios residenciales, sean o no zonas de amortiguamiento o en franca desfachatez bien patrocinada. Dicho de otro modo a los chairos no a los fifís sí, toda ley en cualquier materia es justa, debe ser, la Ley es una balanza bien equilibrada. Si no hay equilibrio no es justa y menos ley.

Cuarto asedio. Desde 2018 ya se veía venir lo que ya ocurrió. En ese entonces el gobierno estatal, “pensando” en el “desarrollo” (lo más probable, pensando en el suyo propio) fría y determinadamente desoyendo a un grupo de ambientalistas que se opusieron mostrando una gran visión del futuro que preveían, trazó una nueva ruta en terrenos cercanos al Cimatario, ahora conocido como prolongación José María Truchuelo, o “Paseo de los Venados”.

Por cierto, sin necesidad de ser premio internacional de ingeniería civil, cualquiera que dirija su mirada desde la Peña Colorada, hacia el sur, advertirá una enorme cicatriz en medio de los cerros, una vialidad que ofende de cerca de 45° de inclinación en línea recta, todo un desafío a alguien que se precie de ser constructor de caminos. Quizá, algún o algunos entusiastas aficionados de corazón al fentanilo, o alguna otra hierba que los haya animado, claro no solo, bastante bien apadrinado. Para muestra ahí está el botón.

Resultado: Caos, anarquía, desinterés, e intereses económicos $, ese “Paseo de los Venados”, es absolutamente indigno, grosero, más que una o muchas palabras, ofende, insulta, indigna, duele. Robo, consensuado de más de un kilómetro de malla ciclónica que protegía al PANEC en su flanco sur, cercano al Libramiento Sur Poniente, ofenden (por lo menos a mí), esa destrucción escoltada por esos adefesios llamados “Condesa Cimatario”, estas grandes torres de condominios edificados sin piedad alguna al pie de un pequeño bordo regulador de aguas superficiales provenientes de El Cimatario, pequeñas fábricas de agua de recarga de los agónicos acuíferos del valle de Querétaro y Corregidora.

Y qué decir si le agregamos la pérdida de la fauna como el venado cola blanca, y muchos mamíferos ahora atropellados, cazados, asesinados, reptiles e innumerables especies con igual destino. Paso a paso, lentamente pero a paso firme y sólido sin mirar atrás, sin remordimiento, sin culpas, comiendo y pisando nuestras nuestra propia bosta y nuestras miasmas. Firmando nuestra sentencia, lenta pero llega.

Paradójico, algo inanimado nos tiene de rodillas, nos tenemos asco y temor, en un par de años fuimos dócilmente amaestrados como mascotas, eso, ya es ganancia. Deseo ser mascota y no un androide ni zombi. Pero la naturaleza tiene otras leyes, otros designios que, los humanos no terminamos de entender. He ahí las pruebas. ¿O alguien quiere salir de su zona de confort?

Querido Ramón Martínez de Velasco, tenías razón, tienes razón, vivimos una temporada en el infierno.

​In Memoriam. Ramón Martínez de Velasco.

*Docente/Promotor Ambiental.