En Pocas Palabras
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“Chapulines en el Congreso”: la práctica de cambiar de partido y de bancada

Foto: Canal del Congreso.

Teresa E. Hernández-Bolaños

En el cierre de la LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados en nuestro país, que concluye este 31 de agosto del 2021, varias decenas de Diputados han decidido cambiar de partido y por lo tanto de bancada, es decir se sumarán a otro grupo parlamentario de un partido político distinto al que los postuló en una elección o quien los promovió bajo el principio de representación proporcional.  Los llamados “chapulines” (por su capacidad de brincar de una bancada a otra) han aumentado considerablemente en los últimos años. Según una investigación de El Universal, en el primer año de esta 64 Legislatura sólo cambiaron de partido 24 Diputados, para el segundo año 38, pero al cierre, en este tercer año, decidieron cambiar de partido 99 Diputados. Recordemos que los Diputados tienen un periodo de funciones de tres años según el artículo 51 constitucional, que es el periodo de cada Legislatura.

El cambio de bancada por parte de los Diputados no es nuevo, no es un fenómeno político exclusivo de la Legislatura actual, pero su considerable aumento si debe evidenciar ciertas tendencias en la política mexicana, y en los intereses que se juegan en el poder legislativo. Habrá que poner especial atención en el porqué del notable fenómeno parlamentario. Y es que la “libertad” que tiene los Diputados para cambiar de camiseta (y de modelo, plataforma e ideología partidista) está permitido por la ley, o al menos no lo sanciona, ya que no hay ningún candado normativo que limite o impida esta práctica en la Cámara. Hay quien piensa que se debe norma y colocar candados, hay quien piensa que no, lo cierto es que si el desdibujamiento de las tendencias e ideologías políticas, es decir, de las izquierdas y derechas no fuera una realidad, el fenómeno no iría en acelerado aumento.

Por otro lado, lo que sí está normado, y abona en gran parte a este fenómeno, es la prolongada reelección de los Diputados. El artículo 59 de la Constitución otorga el doble de reelecciones a los Diputados que a los Senadores: “Los Senadores podrán ser electos hasta por dos periodos consecutivos y los Diputados al Congreso de la Unión hasta por cuatro periodos consecutivos”. La posibilidad de reelecciones consecutivas, es decir, permanecer en la Cámara por varias Legislaturas, permite a los Diputados cabildear y moverse según intereses empresariales, partidistas, políticos dentro y fuera de la Cámara, y por supuesto personales. El cambio de partido y de bancada de un Diputado ya no significa “traicionar” un ideal político, una plataforma, unos principios de partido, significa que los Diputados literalmente se mueven por otros intereses.

Se considera que el cabildeo en México inició en 1997, cuando ningún partido político obtuvo la mayoría en el Congreso de la Unión. De esta manera, los empresarios, organizaciones civiles y funcionarios públicos se vieron en la necesidad de negociar sus propuestas e intereses con el poder Legislativo, sin intermediación de canales tradicionales como los partidos políticos, pero sí por medio de instancias profesionales (cabilderos), que se dedican a persuadir o a presionar a los legisladores para que tomen decisiones que los beneficien o que no los perjudiquen. La historia del cabildeo o Lobbying en México ha estado plagada de corrupción, en donde los cabilderos o lobbyist lejos de persuadir con argumentos a los legisladores, les dan regalos, dádivas o simplemente compran su voto con millonarias sumas de dinero, para que éstos legisles a su favor. No olvidemos, ejemplos magistrales como el caso de la Empresa Odebrecht quien pagó millonarias sumas a los legisladores para aprobar contratos de ésta con Pemex. De igual forma, la millonaria suma que recibió la bancada de PAN, entonces dirigida por el excandidato a la Presidencia Ricardo Anaya, para aprobar la reforma energética y apoyar a la bancada del priísta Enrique Peña Nieto.

Quizá sea conveniente un candado que impida el cambio de bancada durante una Legislatura, quizá reducir el tiempo en que un diputado se reelija, quizá la ley promovida en 2018 para normal el cabildeo en México debe ser aún más severa. Quizá urjan cambios de fondo que abonen al interés nacional y no a los interese personales, políticos o partidistas. Pero como siempre, la mejor opinión es la de Ud.