Testigo Ocular
Testigo Ocular

#Opinión Y de pronto AMLO se vio “entre gran gente”, como canta Gerardo Reyes

Foto: https://lopezobrador.org.mx/
  • Al Presidente de México se le vio contento montado en “La Bestia”, junto al Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con quien se movió en un convoy de una treintena de vehículos, algunos blindados.

Eric Pacheco

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de pronto “se vio entre gran gente”, como dice la canción “Sin Fortuna” de Gerardo Reyes, que seguramente el mandatario conoce.

“Y de pronto mi suerte ha cambiado. Y de pronto me vi entre gran gente”, dice la letra de esa canción.

Quien despreció al expresidente Enrique Peña Nieto y a su lujoso avión presidencial, no hizo el mismo desdén a Joe Biden, presidente de Estados Unidos y su ostentoso vehículo “La Bestia”.

El automóvil es de la marca Cadillac, con un peso de 9 toneladas y un blindaje que puede soportar hasta el impacto de un misil “Stinger (capaz de derribar barcos de combate tierra-aire)”, según difunde el sitio Nation World News.

Otros portales de noticias han enlistado algunas de las características de esta limusina al servicio del mandatario de Estados Unidos: las portezuelas tienen un grosor de 20 centímetros; los cristales también están blindados y los neumáticos están reforzados con fibra de Kevlar “cinco veces más fuerte que el acero en proporciones similares”, según difunde el fabricante de la fibra DuPont.

El tanque de combustible también está protegido.

En su interior el vehículo cuenta con teléfono satelital, tanque de oxígeno, equipo antiincendios, gases lacrimógenos y armas.

Inclusive el sitio Chevrolet Forum refiere que “La Bestia” también está equipada con bolsas para transfusión con la sangre del Presidente de los Estados Unidos.

El actuar de López Obrador le dio elementos a sus críticos para exhibirlo:

“El presidente emocionado porque le dejaron picarle los botones a la camioneta de Biden. Los tontos somos felices con tan poco”, se mofó, por ejemplo, Chumel Torres.

Al arribo de Biden, el gobierno de López Obrador colocó alfombra roja al mandatario estadounidense al bajar de su avión en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), una práctica que para una gran parte de sus seguidores, seguramente, les causó risa.

Después, diferente a la marcha de noviembre, en que se rodeó de sus simpatizantes, ahora recorrió las calles de la Ciudad de México en un impresionante convoy formado por una treintena de vehículos, algunos de ellos blindados, y otros de seguridad como patrullas de la Guardia Nacional.

¿Se imagina si Joe Biden hubiera caminando la Ciudad de México junto a la gente como lo hizo López Obrador en noviembre? Le iba a pasar lo que a Denisse Dresser cuando pretendió manifestarse junto a la ciudadanía, le iba a dar la “Garrotera”, esa que le daba al “Chavo del 8”.

Es cierto que fue muy gracioso ver a un Joaquín López Dóriga aseverar que el Presidente de Estados Unidos no bajaría en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y tener que “tragársela completa”, como se lo dijo Carlos Marín.

Sin embargo, en realidad el descenso o no del avión del Presidente de Estados Unidos a dicho aeropuerto, ¿es determinante para avalar o descalificar una obra del gobierno de México?

El Presidente de México está vez estuvo al nivel de sus opositores y le mandó el mensaje a su pueblo, ese que dice amar y respetar, de que para él pareciera que es muy importante que el Presidente de Estados Unidos avale sus obras con su presencia.