En Pocas Palabras
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El fin de la OEA en la agenda de la CELAC

Foto: Secretaría de Relaciones Exteriores.

Teresa E. Hernández-Bolaños

El pasado 24 de julio, durante el discurso del Presidente Andrés López Obrador por el aniversario 238 del natalicio de Simón Bolívar, el Presidente planteó la posibilidad de la sustitución de la OEA (Organización de Estados Americanos), argumentando la necesidad de una “nueva convivencia entre todos los países de América”, para lo que habría que sustituir a la OEA por un organismo “verdaderamente autónomo”. La influencia de la política exterior de Estados Unidos es predominante en América, dijo. Con este planteamiento México llega a la VI Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que iniciará este 18 de septiembre en México.

De manera formal la cancillería mexicana ha confirmado que México presentará dos iniciativas en esta VI Cumbre de la CELAC, una de ellas será la reforma a fondo de la OEA o la creación de un nuevo organismo que la sustituya, misma que una vez debatida, será presentada como propuesta y se le hará llegar a Estados Unidos y Canadá. Con este tema en la mesa la VI Cumbre de la CELAC será una de las más importantes realizadas y superará incluso las expectativas de la Declaración de Caracas, realizada en Caracas Venezuela en diciembre del 2011, donde se decidió el funcionamiento del entonces recién iniciado organismo y se esperaba que éste sustituyera a mediano plazo a la OEA. Si se logra plantear una propuesta clara de cualquiera de las dos alternativas, estaremos ante un acontecimiento histórico que sin duda pasará a la historia. Finalmente, los países Latinoamericanos y Caribeños tendrían un órgano regional (sea la misma OEA reformada u otro nuevo organismo) pensado, planeado y diseñado para responder los intereses de la región y no manipulado, diseñado y guiado por las directrices de la política exterior norteamericana.

Recordemos que la OEA fue creada en 1948, con sede principal en los Estados Unidos, es un órgano regional, continental, creado durante la Guerra Fría, cuando Estados Unidos luchaba porque el territorio americano no fuera “contaminado” con el socialismo o el comunismo. Por lo que durante sus primeras décadas y a pesar de que tiene como objetivo un orden de paz y de justicia, y se basa en los pilares de la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo de los países miembros, lo cierto es que la OEA no sólo permitió las más atroces dictaduras en América Latina y el Caribe, desde su creación, hasta que éstas llegaran a su fin en 1990, sino que la única dictadura que ha combatido sistemáticamente es la cubana de los Castro, único país socialista de la región y el único que fue expulsado de la OEA después del bloqueo económico que le impuso Estados Unidos a Cuba cuando ésta se declarara socialista. Más de 30 países de la región fueron presionados por la OEA para romper relaciones con Cuba durante esta coyuntura.

Por otro lado, no es la primera vez que se plantea la necesidad de la desaparición de la OEA, ni la primera vez que se evidencie la ausencia de la OEA en los problemas reales de la región. Desde la creación de la CELAC con la iniciativa de México y Brasil durante los gobiernos de Calderón y Lula Da Silva se inició un esfuerzo de integración política, una vez reunidos los 33 países que la integran en la Declaración de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe efectuada en Cancún México en 2010, hasta la primera Cumbre en Chile en enero del 2013, varios países destacaron la importancia de la CELAC y evidenciaron la inutilidad de la OEA para los nuevos tiempos de integración latinoamericana y caribeña.

El gobierno de Chávez amenazó con retirarse de la OEA en 2007 y 2009 y planteó repetidas veces que la OEA no respondía a los intereses y problemas de la región, como ejemplo, el órgano no intervino durante el secuestro de Chávez en 2002. El gobierno ecuatoriano de Correa también señaló que era evidente el peso determinante de los Estados Unidos en la OEA, que estaba lejos de ser un instrumento y un foro para la resolución de conflictos de la región en forma objetiva, también denunció la ausencia de la OEA en 2008, señalando que la OEA no había actuado diligentemente cuando Colombia había bombardeado un campamento guerrillero ubicado dentro de las fronteras de Ecuador.