Análisis Voz y mirada
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Quemar en fuego

Desde hace décadas, en las marchas y concentraciones políticas, la quema de Judas suele ser imitada al destruir y quemar monigotes de cartón con la forma de algún político o gobernante detestado por el pueblo; es una forma simbólica de “justicia” popular.
Quemas de Peña Nieto en las protestas por el caso Ayotzinapa.
Quema de una representación del Presidente Enrique Peña Nieto en las protestas por el caso Ayotzinapa.

Blanca Gutiérrez Grageda*

La quema de Judas fue una estrategia evangelizadora propia de la Edad Media que los conquistadores españoles propalaron en Nueva España para representar el triunfo del bien sobre el mal. Recordemos que en la tradición católica el fuego es considerado un elemento “purificador”.

Pasado el tiempo, el pueblo se apropió de ese ritual, por lo menos desde el siglo XIX.

La quema de Judas ha estado presente desde la década revolucionaria, iniciada en 1910.

Desde hace décadas, en las marchas y concentraciones políticas esa práctica suele ser imitada al destruir y quemar monigotes de cartón con la forma de algún político o gobernante detestado por el pueblo; es una forma simbólica de “justicia” popular: “acabar” con aquello que hace mal a la sociedad. Esa práctica ya está presente en la década revolucionaria iniciada en 1910.

Algunos Judas representaban a personajes del actual momento político, difundió el periódico “El Porvenir”, del 04 de abril de 1920.

En la “quema” simbólica del mal, en 1930 los “judas” representaron la traición, el alcoholismo, el rompe-huelgas y otras consideradas “lacras sociales”. Cuatro años después, en Guadalajara esos monigotes representaron el fumador de marihuana o el explotador de obreros, entre otros. En 1939 la quema estuvo dirigida a los “Judas” del momento: Adolfo Hitler y Benito Mussolini. Ese año un grupo intentó “quemar” a Lombardo Toledano y a Alfaro Siqueiros pero los comunistas lo impidieron.

Titular publicado en portada del periódico El Informador de Guadalajara, Jalisco, del domingo 09 de abril de 1939.
“La quema de los Judas”. Obra de Diego Rivera.

Así, hemos visto a diversos sectores populares “acabar” con monigotes representando a Carlos Salinas, Fidel Velázquez, Donald Trump o Felipe Calderón. ¡Hasta Marcelo Ebrard fue “quemado” por un grupo de migrantes hace unos meses, en señal de protesta por la política migratoria mexicana frente a EE.UU.

“Judas” de Donald Trump.

¿Recuerdan aquellas quemas de Peña Nieto en las protestas por el caso de Ayotzinapa?

La práctica de la “quema” de monigotes tiene un evidente ingrediente de sátira y crítica política popular: se trata de destruir con fuego “el mal”, igual que hace siglos lo hacían los evangelizadores, sólo que ahora se hace de manera simbólica hacia algún personaje de la vida política.

La “quema” de la “monigota” con el rostro de la ministra Piña simboliza eso: la lucha del pueblo mexicano en contra del “mal” llamado corrupción, nepotismo, impunidad e injusticia, todo eso que hoy impera en el poder Judicial en México y que la nueva ministra no ha condenado ni tocado con el pétalo de una rosa, en un país harto de tantas y tantas injusticias.

Representación de la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, en la concentración en el Zócalo de la Ciudad de México el pasado 18 de marzo.

*Historiadora.

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