Columna Invitada
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Mauricio Kuri se aburre

El gobernador Mauricio Kuri grabó un mensaje sobre temas partidistas en su oficina.

Edmundo González Llaca

“Quien quiera mandar que primero aprenda a escuchar”. Simón Bolívar.

Con una frase la religión destaca la importancia de la palabra: “Una palabra tuya, bastará para sanar mi alma”. Ortega y Gasset, en un párrafo excepcional, describe a la palabra así: “Ese poco de aire estremecido que desde la confusa madrugada del génesis tiene poder de creación”. No hay duda, en la lucha por el poder la palabra es un valor fundamental y determinante. Es tal su poder y, en consecuencia, la fuerza de la ideología, que los estudiosos afirman que es en el uso de la palabra como se puede evaluar la estatura histórica de un líder. Si esto es cierto, no podemos abrigar muchas ilusiones. El Presidente tiene como ideólogo al Chico Ché y el Señor Gobernador Mauricio Kuri a Og Mandino en su texto de auto ayuda: “El vendedor más grande del mundo”.

Mauricio Kuri acaba de hacer una declaración pública que es un magnífico ejemplo, diría yo sin fisuras, de un discurso torpe y de una insensibilidad política descomunal. Los antecedentes son los siguientes: A principios de octubre el partido Morena denunció al gobernador ante el Instituto Electoral de Querétaro por el “uso indebido de bienes y de recursos públicos”. ¿El origen de la denuncia? La violación de la ley electoral, concretamente por la grabación de un video en Palacio de Gobierno; en el spot el titular se refiere a la “Alianza va por México”. Denuncia sobre la que el gobernador comentó, con una espontaneidad digna de mejor causa: “De verdad, se me hace algo (la denuncia) totalmente hasta aburrido”.

No sé qué refleje mejor el menosprecio del gobernante a los opositores, si Salinas, que no los veía ni los oía, o Kuri, que simplemente le aburren. Son de esos comentarios que se hacen viendo por arriba del hombro, arqueando las cejas y bostezando. La frase es prepotente y ofensiva, aunque Kuri no coincida con Morena, no es posible ese desdén a la versión local del partido, hoy por hoy, mayoritario en México.

El gobernador se contradice, ha afirmado hasta el cansancio de que es “un convencido de la unidad y el diálogo”. ¿Alguien puede dialogar con alguien que lo humilla de esa manera, llamándole aburrido? Kuri abona algo que también ha criticado cotidianamente: la polarización del país. La frase es provocadora, reta a los militantes de Morena a replantear su estrategia para quitarle ese estado letárgico, que le produce al Señor Gobernador, la denuncia ante el Tribunal y sus posibles consecuencias.

El Señor Gobernador, en una increíble superación de la torpeza anterior, se justificó diciendo: “Quienes me denunciaron se muerden la lengua, ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. Dicen los abogados que a confesión de parte, relevo de pruebas, el Gobernador acepta que su violación es una pajita, un pecado venial, en comparación de la viga o las faltas mortales que cometen los dirigentes de Morena. Me recuerda lo que decía un presidente municipal que lo acusaban de corrupto: “Todos han robado, yo nomás poquito”. Parafraseando lo afirmado por él. Kuri, podría decir también: ”Yo nomás una pajita”.

Cuando alguien hace alguna declaración o escribe un texto inmejorable, se afirma que no tiene desperdicio. Esta manifestación de Kuri, es la negación de los ideales democráticos, es puro desperdicio, ergo, una declaración en la que todo es basura. Después de un año en el gobierno es inaceptable esta falta de tacto y prudencia política. ¿Cómo podemos entender semejante metida de pata? Regresemos otra vez a Ortega y Gasset para tratar de entender. Ortega proclamaba su famoso principio: “Yo soy yo y mis circunstancias”. El Señor Gobernador no parece haber caído en la cuenta de que ya no es gerente de una empresa, donde la opinión de los trabajadores, mientras cumplan con su deber, poco importan. Su circunstancia es otra, ahora es gobernador y la sociedad le exige: respeto a la ley, a las instituciones, a la palabra y a los actores políticos. Que son las condiciones para el diálogo plural y la formación de consensos. Esta hermosa responsabilidad no entusiasma a Kuri, sino al contrario, lo aburre. La paz social de Querétaro está en peligro.