Mujer de la sospecha
Mujer de la sospecha

La diputada Elsa Méndez tiene y no tiene razón

Elsa Méndez Álvarez, diputada de Querétaro. Foto: Especial.

Yezica Montero Juárez*

Nos guste o no, la diputada Elsa Méndez tiene parte de razón. Méndez tiene una posición política sumamente clara y conservadora. Es de las pocas representantes de la Legislatura Local que no oculta su postura con respecto a temas como la ideología de género en programas educativos, el aborto y la conformación de la familia tradicional.

Los movimientos socio-culturales, a nivel global, han hecho que los respectivos marcos jurídicos se transformen al velar por los derechos de las personas con preferencias no heterosexuales, así como la búsqueda del reconocimiento del derecho a la libre decisión de las mujeres sobre la maternidad.

Las recientes transformaciones ideológicas han generado un encontronazo en los sectores más conservadores. Las iglesias cristianas y los movimientos familiares tradicionales, se han activado para defender sus posturas. Y nos guste o no, tienen derecho.

El filósofo Jaques Ranciare retoma como ejemplo a los demos de la Antigua Grecia, quiénes al demandar ser escuchados por el Senado y sentirse excluidos, se postulaban como representantes de la sociedad para poner en discusión “la verdad universal”. Comparativamente la actual diputada Elsa Méndez, representa ese sector que se ha sentido excluido en el debate sobre la educación sexual, los derechos civiles de las personas no heterosexuales (adopción y matrimonio) y la elección del aborto.

Siguiendo a Ranciere, el “desacuerdo”[1], como parte fundamental del quehacer político, genera una serie de contradicciones entre leyes que padecieron sus propias luchas, contra las nuevas que también tienen su historial dialéctico. En este sentido, los actos que ha estado llevando a cabo la diputada Elsa, como apoyar abiertamente a las manifestantes de #conmishijosnotemetas, es un acto de irrupción política. Ella es una activista del desacuerdo ante las nuevas formas de constitución familiar y de los derechos civiles de todas las personas. Ella sólo está haciendo quehacer político.

Sin embargo, a diferencia de la diputada de querer hacer universal su ideología desde el ámbito jurídico, la misma corriente del “desacuerdo” propuesta por Ranciere, el conflicto político radica en cuáles serían los derechos o libertades que todos deberían respetar y hasta dónde puede ir un poder con su fuerza en contra o a favor de esos derechos y de esas libertades.

El ejercicio político obedece a características universales como la igualdad y la libertad. Si la diputada como representante de todos los queretanos es una veladora de la Constitución, evidentemente está rompiendo con el principio de igualdad; pero sí existe algún acto de intolerancia ante la manifestación pública de su ideología (la cual puede ser pública y privada a la vez), se le rompería con su principio de libertad.

P.D. Diputada Elsa, lea por favor “socialismo y comunismo” de Marta Harnecker.

[1]RANCIERE, J., El desacuerdo. Política y filosofía, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1996.

*Antropóloga social.

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