En su toma de posesión, Claudia Sheinbaum Pardo reivindicó a las mujeres y reiteró compromisos en temas de seguridad, salud, educación, ciencia, innovación y medio ambiente.
Iván Aldama Garnica
Claudia Sheinbaum Pardo tomó posesión como la primera mujer presidenta en la historia de la república mexicana.
“Después de 200 años de la república y de 300 años de la Colonia, porque previo a ello no tenemos registros claros, es decir, después de al menos 503 años, por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación”.
En la ceremonia, realizada en el Palacio Legislativo de San Lázaro, Sheinbaum Pardo prometió gobernar “para todos y para todas”, así como continuar con el modelo de desarrollo del “humanismo mexicano” y con la “Cuarta Transformación”.
“Tengan la certeza de que pondré mi conocimiento, mi fuerza, mi historia y mi vida misma al servicio del pueblo y de la patria”.
Sheinbaum Pardo reivindicó a las mujeres: “Sabemos que las mujeres podemos ser presidentas y con ello, hago una respetuosa invitación a que nombremos presidenta, con a al final, al igual que abogada, científica, soldada, bombera, doctora, maestra, ingeniera, con a, porque como nos han enseñado, solo lo que se nombra existe”.
Reconoció a las “heroínas anónimas, a las invisibles”: “las que lucharon por su sueño y lo lograron, las que lucharon y no lo lograron, llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron, llegan las que han tenido que callar y luego gritaron a solas, llegan las indígenas, las trabajadoras del hogar que salen de sus pueblos para apoyarnos a todas las demás, a las bisabuelas, que no aprendieron a leer y a escribir porque la escuela no era para niñas, llegan nuestras tías que encontraron en su soledad la manera de ser fuertes (…) llegan nuestras madres que nos dieron la vida y después volvieron a dárnoslos todo, nuestras hermanas que desde su historia lograron salir adelante y emanciparse, llegan nuestras amigas y compañeras, llegan nuestras hijas, hermosas y valientes, y llegan nuestras nietas, llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día, no importaría si naciéramos siendo mujeres u hombres podemos realizar sueños y deseos, sin que nuestro sexo determine nuestro destino, ¡llegan ellas!, ¡todas ellas que nos pensaron libres y felices!”.
Al inicio de su mensaje, reconoció y agradeció a Andrés Manuel López Obrador, presidente saliente y consideró que es el mandatario más querido en la historia moderna del país, comparable solo con Lázaro Cárdenas del Río (presidente de México de 1934 a 1940).
“Usted estará siempre en el corazón del pueblo de México”.
Recordó estas palabras de López Obrador cuando el Congreso lo desaforó de la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal, en 2005.
“’Ustedes me van a juzgar, pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mí, nos juzgue la historia’. Hoy, lo decimos con certeza y sin temor a equivocarnos, la historia y el pueblo lo ha juzgado: Andrés Manuel López Obrador, ¡uno de los grandes!, el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna, el presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas (…) y para millones, aunque a él no le gusta que se lo digan, el mejor presidente de México”.
Sheinbaum Pardo consideró que el pueblo, tanto mujeres como hombres, están empoderados: “la transformación les devolvió la dignidad, la libertad y la felicidad y nunca nadie más se los podrá arrebatar”.
Pidió hacer una reflexión sobre parte de lo ocurrido en el sexenio de López Obrador, sobre todo en materia económica:
“¿Cómo es que 9.5 millones de mexicanos y mexicanas, de acuerdo con el Banco Mundial, salieron de la pobreza en tan solo 6 años?, ¿cómo es que sin subir impuestos se redujeron la desigualdades?, ¿cómo es que somos de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, menos endeudados y con una moneda fuerte?, ¿cómo es que somos de los países con menos desempleo?, ¿cómo es que hay más bienestar y al mismo tiempo, ganaron más los empresarios y los bancos?, ¿cómo es que estamos en récord de inversión extranjera directa y al mismo tiempo aumentaron los salarios?, ¿cómo es que aumentó el salario mínimo y no subió la inflación?, la respuesta es: cambió el modelo de desarrollo del país, del fracasado modelo neoliberal y el régimen de corrupción y privilegios a uno que surgió de la fecunda historia de México, del amor al pueblo y de la honestidad, lo llamamos: el humanismo mexicano”.
Reitera compromisos
La presidenta reiteró diversos compromisos. En materia de seguridad, por ejemplo, dijo que garantizará la disminución de los delitos “de alto impacto” y que su estrategia la sostendrá en 4 ejes: atención a la causas; inteligencia e investigación; fortalecimiento de la Guardia Nacional; y coordinación con autoridades municipales y estatales, así como con la Fiscalía General de la República.
“No regresará la irresponsable guerra contra el narco, de Calderón, que tanto daño le sigue haciendo a México”, afirmó.
La presidenta de México dijo también que mantendrá los programas del Bienestar y habló de tres nuevos programas: dar apoyo bimestral a todas las mujeres de 60 a 64 años de edad; becar a estudiantes de escuelas públicas de nivel básico (preescolar, primaria y secundaria); y llevar a las personas adultas mayores un programa de atención y prevención de salud a su casa.
De igual manera ofreció consolidar el sistema IMSS Bienestar.
En materia de medio ambiente prometió no permitir la siembra de maíz transgénico; hacer un complejo ambiental para aprovechar los residuos y tratar el agua en la ciudad de Tula, Hidalgo, “la ciudad más contaminada, se convertirá en la ciudad más limpia”; reordenar las concesiones y derechos de agua, así como limpiar y sanear “los ríos más contaminados del país”.
Se comprometió a hacer de México “una potencia científica y de la innovación”, apoyar las ciencias básicas, las ciencias naturales y sociales, así como las humanidades y vincularlas con áreas y sectores prioritarios para el desarrollo nacional.
Dijo también que garantizará las libertades y que respetará los derechos humanos.
Sheinbaum cerró su discurso pronunciando “¡Que viva la Cuarta Transformación!” y “¡Que viva México! ¡Que viva México! ¡Que viva México!”.
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