Oscar Wingartz Plata*
“La falsa equivalencia mediática sobre la guerra” en Gaza entre una potencia militar nuclear apoyada por una armada multinacional compuesta por 11 países y grupos de resistencia palestina, que por muy bien pertrechados que estén -incluso con armas traficadas desde Afganistán y Ucrania- no representa un contrapeso al formidable poderío bélico del régimen de Tel Aviv, ha sido fabricado por los sofisticados aparatos de inteligencia militar israelí como coartada para llevar a cabo un genocidio de manual con la complicidad del Occidente “civilizado”. Carlos Fazio.
Con el inicio de las hostilidades el 7 de octubre entre la organización político-militar Hamas y el ejército de Israel, se ha reabierto un conflicto que lleva décadas en el Medio Oriente, y particularmente, en la llamada Palestina. Un conflicto que tiene múltiples derivaciones, ramificado por diverso flanco, donde las partes han entrado, una vez más, en una confrontación realmente descarnada, con un margen de solución muy estrecho por los contenidos mismos que muestra esa lucha. No en balde esta coyuntura lleva años. No vamos a remontarnos a sus orígenes, porque nos llevaría todo un tratado ese conflicto. Tomemos como punto de referencia 1948. Con el final de la Segunda Guerra Mundial, el mapa geopolítico se reconfiguró de manera vertiginosa, iniciando con la llamada “Guerra Fría”, una lucha no-abierta entre las dos grandes potencias ganadoras de esa conflagración mundial, la extinta URSS y Estados Unidos. Este fue el marco general de un reordenamiento territorial, político, militar e ideológico, que tuvo graves consecuencias en las décadas posteriores. Una de esas consecuencias fue la creación del Estado de Israel.
Ahora la pregunta es, ¿qué tiene que ver Palestina en todo esto? La respuesta la encontramos precisamente en ese contexto, cuando se inician los asentamientos masivos de judíos que venían de la persecución y el holocausto de la guerra a manos de la Alemania nazi. Muchos de esos judíos escaparon o sobrevivieron a la devastación que significó la ocupación nazi de Europa. Buscando un lugar donde estar e iniciar la construcción de una nación, lejos de conflictos y guerras, para muchos significó retomar la promesa abrahámica de la “Tierra Prometida”. No hay que olvidar un asunto que es clave en todo esto, “la diáspora” que vivieron los judíos muchos siglos antes de lo se está refiriendo, a manos de los romanos, con el emperador Tito y la destrucción del templo de Jerusalén. Esto fue la dispersión de los judíos por el mundo.
Teniendo en cuenta estos elementos, esta problemática como ya se mencionó tiene múltiples aristas que se mueven en un arco problemático realmente denso, es decir, no se agota en una sola vertiente, sino que apela a una serie de consideraciones de diverso orden. Uno de los elementos que debemos tener en cuenta es la posición geográfica de este conflicto. Se ubica en la confluencia de diversas rutas, no sólo comerciales, también culturales, ideológicas, militares; además, está en la órbita petrolera árabe, todo esto desde hace treinta años como punto de referencia, ha sido un campo de batalla por el control del Mar Rojo, y el acceso de Asia a Europa por esa vía, es decir, un punto estratégico por el lado que se le vea. Como se puede observar muchos de los recursos de diversa índole, las materias primas, y sobre todo, el petróleo se han constituido en el eje de esta disputa, que se extiende a todo el Medio Oriente.
El título de esta entrega hace referencia una cuestión muy clara, en el sentido de que, hay una asimetría evidentísima en esta guerra, y esa, simplemente es abismal. Hay escaso punto de comparación entre ambos bandos. Israel es ya una potencia militar y económica de orden regional, incluso, cuenta con poder nuclear. Esto le da un tono totalmente distinto a esta lucha. Por el lado palestino, “su poder de fuego” en términos objetivos es muy reducido, a pesar de que fueron acumulando armamento, sigue siendo muy inferior a la capacidad bélica de Israel. Aunado a esto, “la ayuda internacional” al ejército israelí es ilimitada, no sólo en armas, logística y dinero, también en el uso de la propaganda, los medios de comunicación, y su capacidad de distorsionar el sentido de esta guerra a su favor.
El aparato mediático ha sido avasallador delante de la magra información vertida por los árabes. Un dato evidente de esto es que, la prensa internacional tiene prohibida la entrada a la Franja de Gaza, esto dicho de manera clara es un elemento que juega en favor de Israel, porque ellos imponen la agenda de los acontecimientos, qué se dice, cómo se dice, y cuándo se dice. A pesar de todo esto, la información que ha fluido ha mostrado una realidad totalmente distinta a la vertida por el ejército israelí.
Se hace mención de estos elementos para no irnos con la falsa idea de que “el bueno de la película” es Israel, unos y otros han cometido atrocidades, pero el saldo final se inclina sobre el ejército de la estrella de David. No hay necesidad de extremar los argumentos, sólo es cuestión de ver el grado de devastación que le han infringido a la población palestina, donde se pretende desaparecer esa parte del territorio para ser ocupada una vez más, pero sin la presencia árabe. Este es uno de los objetivos por parte de la ultraderecha política israelí, hasta el punto de constituirse en verdadero genocidio.
Otro elemento en estas consideraciones, el alto mando de Israel le pidió a la población del norte de Franja de Gaza que se moviera al sur, para poder bombardearlos a placer, pero en esto hay un asunto que se constituye en un verdadero absurdo, ¿cómo pretenden movilizar a más de dos millones de gentes en el menor tiempo posible? Si tomamos en cuenta que esa población no está en las mismas condiciones. Muchos de ellos, con justa razón no quiere salir de sus casas, de sus vidas, de lo que consideran suyo. Muchos ya son ancianos, otros enfermos, otros más, son los llamados heridos de guerra. En fin. La propuesta judía, simple y sencillamente está fuera de toda proporción, y tiene por objetivo acabar con todo tipo de resistencia, y con ello “anexarse” esa franja de terreno como lo ha estado haciendo, desde que llegaron a Palestina, en 1948. Así, pues, estamos ante un conflicto de pronóstico reservado, ¿cuándo va a terminar?, ¿en qué condiciones va a terminar?, ¿cuáles serán los saldos de “esta guerra”? Es impredecible. Una cosa es cierta, Israel tiene recursos ilimitados, frente a una resistencia palestina que va viendo cómo despedazan su territorio, y cómo se va minando su fuerza. Por ello el título de este artículo: “Una guerra sin límites”.
*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.
Debe estar conectado para enviar un comentario.