Un año de contrastes

Oscar Wingartz Plata*

Estoy pensando, en particular, en el anuncio del “fin de la historia”, especialmente tal como fue formulado por el pensador político norteamericano Francis Fukuyama. Generalmente, ha tocado una fibra sensible, si tomamos como prueba de ello la discusión pública que ha generado en tantos y diversos países. El desplome del comunismo en la Europa del Este es el principal fenómeno en que se basa su afirmación; pero también existen otros cambios políticos -en la Europa meridional, en América del Sur y en el sur de Asia- que, en conjunto, equivalen al que parecer ser un movimiento mundial en favor de las formar democráticas o liberales de gobierno. Krishan Kumar.

Estamos a escasos días de que concluya este año, en consecuencia, es menester hacer algunas consideraciones sobre lo que ha acontecido en el mismo. En esta dirección, desde mi óptica hay una serie de eventos que han acaparado la atención mundial y local, el primero por su extensión y continuidad, la guerra en Ucrania, esto es, un conflicto que parecería estar ante su posible término, siempre y cuando, no se le esté alimentando artificialmente con el envío de armamento y dinero de terceros países, todo esto con un costo altísimo para los directamente involucrados, donde el despliegue de recursos bélicos y personal militar está siendo igualmente elevado, hasta el punto que en la ex república soviética han reducido la edad militar para engrosar las filas de los combatientes.

Recientemente, la masacre en el Medio Oriente, “la guerra entre Israel y Palestina”, lo entrecomillo, por la impresionante desproporción entre las fuerzas en pugna, donde los recursos económicos, la maquinaria bélica y la devastación generada por el país de la estrella de David. Un dato elocuente de este conflicto, es la afirmación hecha por el comisionado para refugiados de la ONU (ACNUR), simplemente, es imposible ya vivir en Gaza por el nivel de destrucción que se ha generado, después de dos meses de bombardeos implacables y sistemáticos del ejército israelita. Esto rebasa con mucho, el sentido de lo humano y lo racional. Llegándose a considerar como un genocidio, sin ambages.

Para el contexto latinoamericano, el ascenso al poder en la Argentina, de Javier Milei, un político de ultraderecha, que en menos de un mes, ha puesto a su pueblo contra las cuerdas de manera desmesurada y ante un panorama totalmente impredecible por las medidas adoptadas, a través de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), donde confirma, una vez más, la puesta en marcha del modelo neoliberal, como nota central, la privatización a rajatabla de los bienes nacionales, sin miramientos de ninguna naturaleza. En nuestro entorno inmediato, el inicio de las campañas electorales rumbo a la elección presidencial, con dos contendientes que hace ver una disputa con cierta inclinación hacia una de ellas, me refiero a la exjefa de gobierno de la Ciudad de México. El próximo año veremos el despliegue en su máxima expresión de las campañas y cómo se va a mover de la balanza de las preferencias electorales. Con programas y propuestas de gobierno, contrastantes, sino es que claramente diferenciados, por el nivel de reflexión, sentido e impacto en la población.

Ante este panorama debemos preguntarnos ¿qué nos espera en el próximo año? Un asunto que es claro, la continuación de esos conflictos, con variaciones y tonos de mayor o menor virulencia. En buena medida dependerá, del incremento de las ofensivas y del balance que se haga del desarrollo de las respectivas guerras. Pero, un hecho evidente es que Gaza será ocupada por Israel, y el desplazamiento de su población será una de las notas centrales del próximo año. Por una la cuestión que ya está sobre la mesa ¿dónde se reubicarán los más de dos millones de palestinos que viven en esa franja? Asunto en extremo complejo. Porque, no es el “simple hecho de cambiar de residencia”. Es algo en extremo complicado, por los elementos que están aparejados con el desplazamiento de seres humanos a gran escala. ¿Quién va a acoger a esa población tan numerosa?

Para el caso argentino, la perspectiva debe ser más reservada por una cuestión que está inscrita en la misma coyuntura. ¿Cuáles son las acciones que van a tomar los argentinos ante esa marea de decretos y cambios severos en la conducción estatal? Cuando a todas luces van contra la población en su conjunto. El hecho de anunciar el despido de 7 000 trabajadores del Estado, en sí mismo es para poner en alerta máxima a un buen sector del pueblo. Es de evidencia, que no lo pueden aceptar como “hechos consumados y a otra cosa”. Por ello se afirma que el pronóstico debe ser mesurado, visto desde la marcha de los acontecimientos.

En nuestro país viviremos dos eventos claves, las elecciones presidenciales y el término del mandato del presidente López Obrador. Dos procesos relacionados estrechamente, mucho del desenlace, al menos, de las elecciones estará marcado por la valoración que la población en su conjunto haga de la gestión gubernamental del presidente saliente. En este sentido, se debe decir con toda claridad que ha sido el parte-aguas contemporáneo de las presidencias en México. Con un despliegue impresionante de la obra de gobierno, donde la nota central ha sido, los programas sociales, llevados a gran escala; tratando en todo momento ver por la población más vulnerable y necesitada. No son exageraciones, ni loas estridentes; son la constatación de un gobierno que estuvo reflexionando durante mucho tiempo qué se pretendía cambiar y cómo; el resultado ha sido, la apreciación de México a escala internacional, la búsqueda de la justicia social y dejar un legado donde las obras de gobierno deben ser guiadas por una máxima contundente: “No a la corrupción y velar en todo momento por el interés nacional, que, en definitiva, debe ser el fin último de un buen gobierno”.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.