Columna Invitada
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Reflexión sobre el valor del honor en época electoral 2018 / y III

Foto: Libertad de Palabra.

Ing. J. Julio Díaz Reyes*

La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante”. Sören Kierkegaard.

Reflexionar en esta época electoral, sobre cuál es mi obligación, lo sé, constitucionalmente hablando ¡votar!, pero ¿mi responsabilidad?

Ahí me detengo para reflexionar sobre mi error, como habrá de ser tal vez, el mismo de muchos ciudadanos, creer que por buenos, regulares o malos gobernantes harán la tarea de administrar los recursos públicos de la mejor manera, para satisfacer las necesidades urbanas y sociales. Con la seguridad de que la ética y la honestidad redundarán en el cumplimiento constitucional de los servidores públicos.

Sin embargo, el cinismo ha privado entre aquellos que con los votos ciudadanos o por la asignación directa de los partidarios o amigos, logran sus sueños; tener la gran oportunidad de sustraer de las arcas públicas ¡lo que se pueda!; esquilmar el patrimonio nacional, provocando devaluaciones e inflación, a costa de los que menos tienen.

Y para los que aportamos de manera cautiva impuestos, nos restan 50% de nuestros emolumentos (30% de ISR + 16% de IVA + IP + un largo etcétera).

Reflexionemos ¿Qué presidente queremos? ¿una mezcla de líderes y héroes extranjeros y mexicanos como Gandhi, Mandela, Dalai Lama, Martin Luther King, Benito Juárez, Lázaro Cárdenas, Alfonso García Robles, Kennedy, Pepe Mujica, Walesa, Barak Obama, o la Madre Teresa de Calcuta?

Y entonces, dejaremos de ser intolerantes, irrespetuosos, deshonestos, irresponsables; se acabará la violencia familiar, la violencia escolar; dejaremos de comprar teléfonos celulares robados; dejaremos de meternos en las filas; dejaremos de sobornar para evadir el alcoholímetro; dejaremos de comprar piratería; dejaremos de tirar basura por las ventanillas de los vehículos; dejaremos de ver playas con basura, casas desordenas, fachadas “grafiteadas”, bancas rayadas, baños públicos sucios, autos que contaminan, ropa tirada en las casas; impuntualidad de los trabajadores; transportes públicos sucios; taxistas abusivos; incumplimiento de contratos; juicios parciales; exageración de tiempo para trámites gubernamentales; incapacidades médicas falsas; compra de facturas; falta de preparación de servidores públicos; “tragafuegos”, “franeleros”, vendedores de piratería china, DVD’s clonados…

Reflexionemos en honor a quien honor merece, comenzar por la casa, porque gane quien gane, la cuestión directa es ¿nosotros seremos honestos, emprendedores o cuidaremos nuestras finanzas?

La impunidad, la corrupción, no debemos creer que son sustantivos propios de nuestra cultura mexicana.

Debemos pensar en positivo, pensar en la capacidad humana para crear, para actuar en favor de los otros no en el perjuicio y buscar el beneficio material a costa de la dignidad de los otros.

Reflexionemos que los actores del bien y el mal; del respeto, de los buenos ciudadanos, de los narcotraficantes, de los deportistas, de los investigadores, de los políticos, de los buenos gobernantes, de los investigadores, de los profesionistas, de los ninis, de los drogadictos o de los religiosos y buenos ciudadanos, reflexionemos en que ¡el proceso comienza en la familia!

No depende de quien gane la Presidencia de la República, depende de cómo nos comportaremos, dependerá de nuestra actitud, para que se hable internacionalmente bien de México, sin los calificativos de corruptos y ladrones, donde desaparecen hasta turistas y periodistas.

Reflexionemos en que, para vivir en un país digno del crecimiento y desarrollo global, no depende solo del Presidente, depende de cada mexicano, como Tú y Yo, de nuestra actitud.

¡Honor a quien honor merece!

*Expresidente de la Federación de Colegios y Asociaciones de Profesionistas del Estado de Querétaro (Fecapeq).

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