De acuerdo con cifras oficiales, fueron alrededor de 100 personas, no obstante que hubo gran afluencia hacia el Centro de la ciudad por otras actividades.
Iván Aldama Garnica
Querétaro, Qro.- La “Marcha Pacífica y Solidaria por la Paz”, que convocó la exrectora de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Margarita Teresa de Jesús García Gasca, logró la asistencia de 100 personas, según el reporte de un agente de Movilidad del Municipio de Querétaro que escoltaba el recorrido.
De acuerdo con el cálculo de la exrectora, que es una de las voceras de la movilización, participaron 200 personas.
García Gasca reconoció que había sido una marcha pequeña, aunque dijo que al final 27 organizaciones sociales se sumaron a la iniciativa.
La exrectora atribuyó la baja participación al miedo: “Hoy tuvimos una marcha, pequeña en número, pero muy grande en sentimiento y en unión, mucha gente no participó, no pudo mucha gente hacerlo pero mucha gente tuvo miedo de participar, así que a pesar del miedo hay que unirnos”.
No obstante, el sábado, a la hora en que transcurría la marcha e incluso después, en el Centro Histórico de la ciudad de Querétaro había gente en las plazas públicas, en los andadores, en comercios, en cafeterías, restaurantes, y había tráfico en sus calles.
Las personas que organizaron la movilización, pusieron restricciones para el recorrido, como no lanzar consignas, no llevar banderas ni insignias o identificadores de cualquier partido político o asociación.
También anunciaron que la marcha no llegaría a las afueras de la oficina del gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González, pese a que, según la Constitución local, el mandatario es el principal responsable de la seguridad y tranquilidad del estado, así como de preservar las libertades, el orden y la paz públicos.
La exrectora de la UAQ explicó que el espíritu de la marcha era de duelo, de acompañamiento, de dolor y de accionar, “no tanto una marcha de protesta”.
De haberla hecho una marcha de protesta y llevarla hasta las afueras de la oficina del gobernador, le habría cambiado el sentido:
“Hubiera cambiado por completo el espíritu de la marcha, no, lo que queríamos era un poco soltar también el dolor que nos da lo que pasó y acompañar a las familias que estuvieron aquí también y terminar aquí en este punto para depositar algo que lleve nuestro corazón”, agregó.
El recorrido de la movilización fue el siguiente: Partieron del frente de la Alameda “Hidalgo”, caminaron por Zaragoza, luego por la calle Manuel Acuña, siguieron por Independencia y dieron vuelta en la calle Circunvalación, hasta el lugar de los hechos, el bar “Los Cantaritos”, en el Centro Histórico de la ciudad.
Las personas voceras de la movilización apelaron a la “unidad”, no obstante desde un inicio no invitaron a que sumaran otras organizaciones, como los partidos políticos a los que sí aludieron en su pronunciamiento:
“A los partidos políticos, sobre todo a los de oposición, les toca poner el dedo en la llaga de lo que hacen o no hacen los gobiernos, porque son parte del Estado mexicano y tienen presupuesto, canales institucionales y el poder para reclamar en las legislaturas y en los cabildos y en la calle, llegado el caso, cambios de rumbo, en leyes y políticas públicas”.
La Iglesia ha organizado marchas por la paz en Querétaro con miles de participantes, encabezadas por el obispo Fidencio López Plaza. En la de este sábado, apenas una mujer, en la retaguardia de los participantes, mostraba una lona con la imagen de Jesucristo, una paloma y la siguiente leyenda: “Caminamos por la Paz. Con Jesús, la paz está en casa”.
Una de la organizaciones convocantes fue el “Frente Queretano por el Derecho a la No Discriminación y al Estado Laico”, representado por Walter López González.
En un templete instalado afuera del bar, Walter leyó un llamado al gobernador de Querétaro: “Hacemos un llamado a nuestro gobernador, Mauricio Kuri, para que nos reciba y abra un espacio para la sociedad civil organizada en la mesa donde se están tomando las decisiones del eje de justicia, seguridad y paz, allí debe estar nuestra voz”.
En su pronunciamiento, la académica Margarita Teresa de Jesús García Gasca indicó que la primera razón de llevar la marcha afuera del bar, fue para visibilizar que las víctimas de la violencia criminal en México son las juventudes.
Durante la gestión de García Gasca como rectora de la UAQ, ocurrió el paro más largo en la historia de la institución, el cual fue realizado por un movimiento estudiantil encabezado por mujeres hartas de la violencia machista al interior de esa casa de estudios.
Las estudiantes paristas señalaron a García Gasca de encubrir a sus violentadores y acosadores.
Desde la primera semana, de las 4 que duró el paro, las estudiantes acusaron que eran objeto de hostigamiento, amenazas y guerra sucia por parte de grupos de choque, así como de personal docente, administrativo y de autoridades universitarias que encabezaba la entonces rectora.
Dos años después de ese paro y tras la marcha, afuera del bar “Los Cantaritos”, la exrectora de la UAQ leyó esta parte del pronunciamiento:
“Lanzamos la exigencia de que cese la impunidad, ya que solo con autoridades no omisas y que cumplan con su mandato constitucional de proteger a la ciudadanía, es que podremos colocar un dique a masacres como esta y aquí vale hacer esta pregunta: ¿Se hubiera evitado esta masacre si las autoridades no hubieran liberado a una de las víctimas, presunta implicada en hechos delictivos? Nuestro país ha transitado a violencias cada vez mayores, tanto que al pasar del tiempo, las hemos normalizado, nuestro estado presenta las mayores tasas de violencia doméstica y de género, el número de feminicidios se han incrementado, hay incontables personas desaparecidas y hoy vemos que cada vez hay más enfrentamientos entre el crimen organizado en donde la ciudadanía queda en medio, es precisamente esa vulnerabilidad lo que nos ha sacudido y ha mermado para siempre a varias familias queretanas”.
Al final del pronunciamiento, algunas de las personas participantes en la marcha dejaron flores y encendieron veladoras afuera de “Los Cantaritos”, el cual se mantiene resguardado por agentes de la Policía Municipal de Querétaro.
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