Las campañas electorales y sus procesos

Oscar Wingartz Plata*

La guerra sucia de la derecha prianista ha estado a la vista durante el gobierno de Andrés Manuel. La cascada de insultos infames al Presidente ha sido permanente como consta a cualquiera que se haya asomado a las redes sociales. (…) Una vergüenza que infama a quienes así denigran. Se ha machacado sobre la población la idea de que el Presidente es un imbécil, descrito con las peores palabras y mediante retorcidas ilustraciones. Ahora, además, según el poder neoliberal internacional, el Presidente también es narco, y él o sus allegados reciben dinero del crimen organizado. José Blanco.

El próximo viernes primero de marzo se entra de lleno en las campañas electorales. Lo anterior fueron las precampañas. Haciendo una valoración lo más precisa posible, y desde esta perspectiva, no debería haber estos espacios, porque se prestan para un rejuego poco claro y sí altamente confrontativo. Se hace esta mención, por la forma en que se ha pretendido hacer proselitismo político entre nosotros, más en tiempos electorales. En este sentido, para nadie debería ser un misterio la manera en que se han desarrollado las campañas electorales, no de ahora, sino desde hace décadas, como diría el refrán popular: “Para eso nos pintamos solos”. Haciendo un repaso mínimo de estos eventos en nuestro entorno veríamos una serie sucesos que rayan en lo tragicómico, lo kafkiano, o nos tendrían que poner en una alerta consecuente, por la forma que se han hecho. Aquí tendríamos que preguntarnos de fondo, ¿la democracia dónde está? ¿por qué se predica con tanta insistencia? ¿a quiénes realmente le benefician estos rejuegos y simulaciones? Es decir, mucho ruido, mucha pirotecnia, y poca probidad. Este es en punto analizar con cuidado.

Ya puestos en este contexto, una cuestión que ha llamado poderosamente la atención son los últimos eventos a propósito de esta coyuntura, las noticias vertidas y esparcidas, como el pretender afirmar que el presidente López Obrador es narco o que tuvo relación con el crimen organizado en los procesos electorales del 2006. Este tipo de anuncios como bien afirma el propio presidente “no son gratuitos o mera casualidad”, son parte de una estrategia orquestada desde la oposición, no sólo para desacreditarlo, sino para agitar más las aguas, de por sí ya agitadas ante la inminencia de los comicios, donde “la coalición prianistaperredista” está en franco declive. Esto es, todas y cada una de sus “ideas” no están teniendo eco en la población. La razón de ello las podemos ir rastreando, en una primera apreciación, se puede decir, está en el impresionante desgaste que muestras estas agrupaciones políticas de cara a la ciudadanía. Si tomamos en cuenta el proceso seguido, sobre todo, por el PRI y el PAN es en extremo dilatado, es decir, son agrupaciones que ha estado en el horizonte político nacional por más de 60 años, eso en términos muy concretos es mucho tiempo, más si nos preguntamos, ¿cuáles han sido las renovaciones que han sufrido a través del tiempo? Del PRD poco se puede decir, sobre todo, tomando en cuenta que se fue diluyendo en sus propias contradicciones, entre otras, las agudas confrontaciones que los llevaron a luchas intestinas severas, a estas alturas de la historia va a requerir de un esfuerzo faraónico que lo saque a flote. Es altamente preocupante ver a ese partido, que se mostró en su creación como una vía, un camino para la renovación socio-política del país, lamentablemente, se rompió.

La afirmación que hace José Blanco sobre la figura del presidente, se ha constituido en uno de los referentes de la pugna electoral, donde uno de “los ejes” de la propaganda electoral de la coalición se van haciendo más evidentes, es decir, ¿qué puede tener más impacto mediático en la población?, ¿qué les puede hacer mella e impactar en su campaña? Si lo vemos con mayor detalle veremos que, “las estrategias” se les van agotando, ante un panorama electoral que se ha movido con un amplio respaldo popular en favor de la candidata de MORENA. No son estridencias ni exageraciones, el apoyo a la morenista se puede corroborar con las encuestas hechas públicas. Aquí vendría una reflexión en extremo pertinente, ¿cómo se muestran Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez?

Las diferencias que están marcando la ruta de los comicios es, ¿quiénes son y a quién representan? Sheinbaum es una persona que tiene en sus haberes un largo y denso curriculum, tanto personal como político. En sentido estricto, no es ninguna improvisada, ya vivió la experiencia de tener mando al frente del gobierno de la Ciudad de México, que no es poca cosa; y donde rindió frutos en extremo encomiables, a pesar de lo que digan, lo hizo bien. Esto es, tiene la preparación y la capacidad para hacer frente al reto de la continuidad de la Cuarta Transformación y del gobierno del país. Entre otras cosas, porque siente en el alma a su país. A diferencia de otros personajes. Xóchitl Gálvez, no tiene esa trayectoria. Ella se ha movido en los intersticios del conservadurismo, a pesar de lo que diga, no ha tenido el fogueo que se requiere para gobernar un país como el nuestro. Guardando las debidas proporciones, le da un enorme parecido a Ricardo Anaya. Nuestro país es de una enorme diversidad, es una de sus notas centrales, y para ello se requiere estar en sus entrañas, para vivirlo y valorarlo. A estas alturas, y con la complejidad que muestra, no se puede gobernar “de lejitos”.

Así, pues, no nos vayamos con la finta, ni nos confundamos con las mentiras y las falsedades que se están propalando. Apuntemos en la dirección correcta. ¿Queremos un país donde la democracia, el bienestar, una vida digna, las instituciones estén al servicio de la población? Pues, caminemos hacia allá. Lo demás, es seguirle el juego a la reacción, lo único que busca en seguir con sus privilegios y buscando su mayor beneficio sin importarle la condición del pueblo.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.