Análisis Desde nuestra América
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La Argentina ante un futuro incierto

Presidente electo de Argentina
La Argentina ante un futuro incierto Opinión
El presidente electo de Argentina. Foto difundida por la cuenta Milei 2023.

Oscar Wingartz Plata*

…la elite oligárquica y las corporaciones multinacionales también perciben la necesidad de una salida institucional que restablezca las reglas del juego democrático-liberal y ofrezca garantías para la estabilidad y permanencia del orden constituido y del proyecto neocapitalista. En las condiciones específicas de la Argentina y de la coyuntura histórica que se vive, ello requiere la canalización y el control de las masas obreras y populares y de la clase media que impidan un desborde incontrolado y su eventual reorientación en un sentido fuertemente reformista o revolucionario. Marcos Kaplan.

El pasado 19 de noviembre del mes en curso, la República Argentina tuvo elecciones presidenciales, los contendientes en segunda vuelta fueron el oficialista Sergio Massa del Partido Unión por la Patria que obtuvo un 44.3% frente al ultraderechista Javier Milei de la agrupación La Libertad Avanza con un porcentaje del 55.7% con una votación general que si situó en el 76.3% de un universo de 34 millones de ciudadanos con derecho al voto. Esta marcada diferencia es el fiel reflejo de una serie de sucesos, eventos y situaciones que ha venido acarreando la nación argentina posterior al mandato del fallecido presidente Néstor Kirchner, como punto de partida de una compleja e inestable problemática del país sureño.

Estas elecciones como pocas estuvieron precedida por un conjunto de dichos, expresiones y lenguajes que fueron conformando una atmósfera enrarecida, con tonos violentos y altamente agresivos que se asemejaban más a un pleito de barriada, que, a un verdadero debate electoral, donde lo fundamental es la exposición de ideas, propuestas y la solución de problemas. Durante “los debates” en la primera vuelta, la discusión se centró entre el polémico y desaforado Javier Milei con expresiones francamente grosera, insultantes y provocadoras; Sergio Massa del oficialismo que buscaba darle cauce a ese maremágnum de gritos e insolencia en que se convirtieron esos encuentros; y Patricia Bullrich ex ministra de Seguridad que encabezaba la coalición Juntos por el Cambio. Así, pues, se fueron definiendo las posiciones, pero el que más llamó la atención del electorado fue la narrativa implementada por Milei, entre otros asuntos, insultó públicamente al Papa Francisco al decirle que es: “el representante del maligno en la tierra”.

Se hace énfasis en este personaje por el uso que hizo de la tribuna, donde no tuvo, ni tiene moderación. La implementación de un lenguaje altamente violento, provocador; hacen ver que sus ideas y planteamientos son más un uso faccioso, que una exposición de propuestas, buscando con ello sacar a la Argentina de la situación calamitosa en que se encuentra. Un elemento que vale pena exponer es que, él se dice un liberal-libertario. Con una visión económica sacada de los manuales más férreos de la Escuela de Chicago y los “Chicago boys”, con Milton Friedman a la cabeza. La escuela neoliberal y privatizadora. Ahora bien, durante su campaña hizo una serie de ofrecimientos en extremos complejos y de resultados muy inciertos, entre otros: desaparecer el Banco Central, privatizar todo lo que signifique gasto innecesario y superfluo, desaparecer once de los diecinueve ministerios que tiene el gobierno, dolarizar de la economía, superar la inflación en un lapso de 18 a 24 meses, la cual ronda en 142.7% anual. Entre otras propuestas. Como se puede apreciar el panorama está muy cargado, su solución no es nada sencilla y muy compleja.

Es en este contexto que llega a la presidencia del país, también ha mostrado una serie de “rasgos” peculiares de su personalidad, una de ellas: dice hablar con su perro Conán, ya fallecido, a través de un médium. Al margen de estos aspectos, hay por lo menos tres asuntos delicados y extremadamente álgidos como para considerar que la partida ya la tiene gana. El primero de ellos es resolver el problema económico que prevalece, como ya se mencionó, de una inflación galopante heredada de gobiernos anteriores, con el incremento de la deuda externa en el gobierno de Mauricio Macri, que los puso ante una tesitura cuasi irresoluble. El segundo, la reconstrucción del tejido social, que se ha visto seriamente daño por la crisis que atraviesa el país, donde la pobreza, la marginación, la carestía y la inseguridad han sido las notas centrales. El tercero es, reencauzar la sociedad en su conjunto, buscando con ello darle ese respiro que tanto esperan y necesitan, sin pretender ser redundante, los márgenes de maniobra no son tan holgados como para pensar en una solución rápida y satisfactoria para todos.

Ante este panorama, el presidente electo ha dictado una serie de medidas emergentes que se implementaran sin dilación el próximo 10 de diciembre cuando tome posesión. Una cuestión que está comenzando a preocupar es, que no va a dejar espacio para asentar dichos cambios. En este punto no puede haber la celeridad deseada. Los cambios o transformaciones requieren tiempo y consensos. La voluntad por sí misma no es suficiente para arreglar lo que está roto desde hace décadas. Es una variable muy delicada. No por avanzar rápido se va a remedir el entorno social. Es evidente que muchos sectores sociales no comulgan con este tipo de ofrecimientos, sobre todo, por la inestabilidad que se vive.

Finalmente, se debe decir que el uso de una retórica incendiaria, beligerante y violenta, puede conducir a un callejón oscuro por la multiplicidad de lecturas que ello genera en la población. Es decir, unos la aplaudirán, otros no, pero el fondo es muy delicado, sobre todo, si tomamos en cuenta que el contexto social está de por sí muy caldeado. Lo que le espera a la Argentina, es realmente impredecible y de pronóstico reservado por todo lo que se ha mostrado y su urgente necesidad de superar ese estado de cosas. No debemos olvidar que nuestra América ha pasado y está pasando por una serie de redefiniciones en diverso plano, esto la hace ver como un espacio de búsqueda, de esperanza y de conflicto. Esperemos que este no sea el escenario para Argentina con el inicio de esta sui géneris presidencia.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.

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