Análisis Desde nuestra América
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¿Estamos ante un nuevo milagro económico?

Análisis ¿Estamos ante un nuevo milagro económico?
La economía mexicana en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Foto: Gaceta de la Universidad de Guadalajara.

Oscar Wingartz Plata*

Para algunos, la crisis -porque sin duda estamos ante una profunda y persistente crisis- es fundamentalmente un problema de México; un problema, además, de corto plazo atribuible en particular a las inadecuadas políticas de De la Madrid, y sobre todo de Salinas y Zedillo, subordinadas a las recetas neoliberales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; aunque no faltan aquellos que atribuyen la crisis a la política “populista” de Echeverría y López Portillo. Y frente a quienes ven los más graves problemas como algo privativo de una situación que afecta especialmente a México, en el otro extremo no es difícil encontrar la opinión de que sin bien tenemos problemas internos no resueltos, son fundamentalmente factores externos desfavorables los causantes de los mayores desajustes. Alonso Aguilar Monteverde.

Iniciamos este 2024 con eventos que para algunos son esperanzadores y para otros no tanto. Entre otras cuestiones, por la forma en que enfoquemos dichos sucesos o desde la óptica donde los visualicemos. En este sentido, hemos propuesto una reflexión sobre lo que se ha dado en llamar recientemente “el nuevo milagro mexicano”. Esta es una expresión que hace referencia al avance de la economía en este sexenio, por cierto, va a entrar en su recta final. En esto hay una relación estrecha entre esta afirmación y el epígrafe propuesto. Es una cita extensa porque el asunto lo amerita. Es decir, no podemos hablar del desarrollo económico, sino contextualizamos dicho avance de manera mínimamente clara. Así, pues, comentemos algunos elementos.

De entrada, debemos decir que el autor del epígrafe fue un notable intelectual mexicano, economista y científico social que trabajó de manera íntegra y convencida sobre la necesidad de exponer con la mayor claridad los asuntos que afectaban y afecta la buena marcha de nuestro país. En ese orden, planteaba que mucha de la crisis que afectó al país en el periodo que abarcó de Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto, también conocido como neoliberal, estaba directamente engarzado con la manera en que se encauzó la economía mexicana en esas décadas. Es decir, la política económica se fue sesgando hacia la concentración de capital de la manera más impresionante y sin límites, a través de la privatización del patrimonio nacional, con la venta masiva de los activos estatales. Donde las empresas más preciadas y apetecidas por el capital extranjero fueron PEMEX, la CFE, y las industrias extractivas por su alto potencial de capitalización. Esto implicó un desajuste y una desestabilización profunda que tuvo como su primer gran impacto, la devaluación del peso al final del sexenio salinista, y la consiguiente profundización de ese modelo en el gobierno de Zedillo Ponce de León. Todo esto, con un altísimo costo para el país.

El eje de la acumulación cambió drásticamente, lo que llevó, entre otras cuestiones, a un endeudamiento mayor y continuo, desempleo, carestía, y obviamente, a la agudización de la pobreza, en un país donde históricamente, la separación y segmentación de las clases social ha sido evidente. Estando así el panorama, la agudización de dicho modelo, llevó a una crisis severísima en su fase final con Peña Nieto que dejó a la economía más precarizada, entre otras razones, al pretender construir un aeropuerto faraónico en el lugar más inapropiado y peligroso por el terreno en cuestión, el sólo mantenimiento del mismo, rebasaba con mucho los márgenes de lo mínimamente sensato.

Los elementos expuestos nos permiten tener una idea más clara del momento posterior, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República. Comenzó a implementar una serie de medidas que le fueron dando un giro radical a la conducción gubernamental, y a la política económica, al romper con ese ciclo perverso de la acumulación de capital en manos privadas. Su proyecto es el resultado de años de reflexión y crítica puntual al modelo privatizador, que estaba llevando al país a una situación potencialmente explosiva, por el estrangulamiento y depauperación cada vez más severa de la población. Donde una de sus notas fundamentales fue el estancamiento del salario, con un crecimiento mínimo y una dependencia más marcada del capital extranjero.

Ante esa coyuntura, se pusieron en marcha una serie de medidas, entre otras, evitar el dispendio en la gestión gubernamental, el combate frontal a la corrupción, la reorientación de la economía, la recuperación para la nación de los sectores productivos claves y estratégicos como, el petrolero, la industria eléctrica, las industrias extractivas, así como evitar el endeudamiento innecesario y dispendioso de otros sexenios, la construcción de infraestructura pocas veces vista en el país, la universalización de los programas sociales, la estabilización del peso ante el dólar, la reubicación de México a nivel internacional. La revaluación del sentido de pertenencia y autoafirmación del ser mexicanos. Toda una serie de medidas y programas que le han dado a la economía un enorme respiro, incluso con una pandemia de por medio. Estos elementos, más otros, han dado como resultado una perspectiva de largo aliento al país, con un ingrediente extra, la posibilidad objetiva de poder continuar por esta vía con las elecciones presidenciales a la mitad del presente año.

Estas serían algunas de las reflexiones entorno al llamado “milagro mexicano”. La recuperación y avance económico, que posiciona al país en un contexto favorable, que permitirá visualizar más posibilidades y opciones, no sólo de recuperación, sino, también desarrollar una planificación económica con mayor rigor, no sujeta a los vaivenes que tiene el modo de producción capitalista, donde uno de sus signos es la crisis y la desestabilización.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.

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