Oscar Wingartz Plata*
La globalización de la democracia parece clara expresión de la lógica sistémica que sobre determinada por la ideología del globalismo se traduce bajo la forma de democracias de mercado que producen ciudadanos-consumidores, en las que la tarea de la política es asegurar el funcionamiento del mercado como condición de la vigencia de los derechos ciudadanos identificados fundamentalmente como derechos de los consumidores y cuyo sentido de lo posible se reduce a la reproducción del presente. Yamandú Acosta.
Sin pretender hacer vaticinios, cábalas, profecías o cosa parecida, formalmente ya estamos inmersos el proceso electoral federal rumbo a la elección presidencial del próximo año, con el inicio de las precampañas. Este evento en sí mismo nos dice mucho de lo que se avecina. No hay necesidad de ir lejos, ni extremar los planteamientos, el tono, la ruta ya se ha ido marcando con los sucesos acaecidos y protagonizados por las diversas fuerzas políticas, en particular, por la oposición, que paulatinamente va entrando en aguas turbulentas. No se pretende ironizar ni exagerar la nota, pero los hechos lo muestran de manera fehaciente. El primer elemento, contundente, inobjetable, “las alianzas que han construido”. Parece ser un relato salido de la imaginación de Edgar Allan Poe, por su descolocación en múltiple sentido. La pregunta clave, ¿qué relación hay entre el PAN, el PRI y el PRD? Porque MC ya se deslindó de ellos, y van el solitario. Hagamos algunas consideraciones sobre este asunto.
Pretender conformar un bloque opositor exitoso que le haga contrapeso a MORENA, parece a primera vista, muy complejo, no porque no se pueda, sino por los elementos que constituyen esa coalición. Históricamente Acción Nacional desde su fundación fue un rival acérrimo del Revolucionario Institucional, y posteriormente con la aparición del PRD, las rivalidades se acrecentaron, donde la lucha era enfrentar fuerzas políticas con tonos y formas extremadamente disímbolas. El sólo hecho de apelar a sus fundaciones nos da una idea muy clara de sus procedencias, proyectos y plataformas programáticas. Nos referimos a “la cultura política” en nuestro entorno. El priismo fue durante décadas “la fuerza política por excelencia”. Emanado como expresión de la lucha revolucionaria, tenía un poder y una presencia apabullante, era el llamado “carro completo”, el resto, la oposición, literalmente eran una formalidad, porque no contaban con el aparato de Estado, era lo que también se conocía como “el partido de Estado”, ante eso, sobre el terreno, no había una contienda real. Así, las elecciones eran poco creíbles, poco serias; incluso las coaliciones del priismo durante décadas fueron meramente clientelares, cubriendo requisitos y formalidades para no verse tan grotescos.
El panismo, con una clara expresión de clase, levantaba una bandera antipriista, buscando con ello ser la alternativa política, ideológica y social al partido de la revolución, eso implicó construir un discurso que captara los anhelos, las esperanzas y los proyectos de diversos sectores de la población, que de alguna forma comulgaban con sus inquietudes. Sin perder su esencia, pretendía ser una oposición de clase a un partido que, también amalgamaba en seno a sectores sociales con diversas expresiones y propósitos. Finalmente, el perredismo, una agrupación política que en su fundación aglutinó a lo mejor de la izquierda mexicana, con cuadros políticos e intelectuales de primer nivel, pero como todo en esta vida, se fue ahogando en su propias contradicciones y pugnas intestinas que lo dejaron en la condición calamitosa en la que se encuentra hoy. Se fue agotando, y con ello quedó desfondado y carente de propuesta.
Estando así el panorama, el escenario futuro de esa coalición, no da mucho margen para pensar en una contienda exitosa, y menos, la articulación orgánica de los actores en turno. La pregunta que se hacen muchos analistas es, ¿qué alcances reales puede tener esta alianza después de la contienda? ¿qué los une como para jugarse su existencia en estas elecciones ante un contrincante tan fuerte y en permanente ascenso como lo es MORENA? Afirmar que es el momento coyuntural que los ha aglutinado, es una razón totalmente insuficiente, y poco seria. Oponerse por oponerse es simplemente carece de ideas, perspectiva de futuro y propuesta sólida. Lo que hace valiosa y respetable a la oposición es ser una agrupación con visión y profundidad, esto se sintetiza con una frase muy concreta: tener idea y proyecto de nación. Lo demás, es un oportunismo ramplón y sin sentido. Por ello la política y lo político debería ser un quehacer y una práctica reflexiva, seria y honesta.
Ante estos elementos, el título de esta entrega se hace más explícita, ¿el próximo año veremos la confirmación y la salida de diversas agrupaciones políticas de la escena nacional? Es una posibilidad que está sobre la mesa. Porque, incluso si sobrevivieran a la marea electoral, ¿en qué condiciones quedarían como para significar una alternativa en el futuro inmediato? Se ha discutido con profusión, el por qué la oposición llegó a tal nivel de vaciamiento y carencia de ideas. Una de las razones es haber perdido el rumbo, haber creído que tenía la suficiente solidez y presencia ante una población cada vez más demandante.
Los tiempos han cambiado, “la oferta política” es más compleja y exige mayor imaginación, claridad y rectitud. Una de las cosas que ha lesionado hondamente a la ciudadanía, son los espectáculos que han protagonizado los políticos en general. Su falta de probidad, su deshonestidad y el desparpajo con en el que se conducen públicamente. ¿Ejemplos? Los tenemos por doquier. Estos son algunos de los elementos que están jugando fuertemente en contra de la oposición. ¿Se levantarán de ello? El tiempo lo dirá. Las próximas elecciones será la prueba de fuego para la oposición, va de por medio mucho, y ese mucho entre otras tantas cuestiones es su propia existencia.
*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.
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