Análisis Desde nuestra América
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A contracorriente

Javier Milei, presidente de Argentina.
A contracorriente, columna de opinión de Oscar Wingartz Plata.
El presidente de Argentina, Javier Milei, emitió un decreto “de Necesidad y Urgencia” para desregular la economía en ese país sudamericano. Foto: Oficina del Presidente de la República Argentina.

Oscar Wingartz Plata*

Este domingo Argentina empezó adentrase en el túnel del horror construido por la “democracia”. El país saltó de la desesperación al abismo, con El Loco montado encima, motosierra en ristre. La pesadilla avanza, aunque las extravagancias más incoherentes de Milei están siendo atemperadas por los necios hechos del mundo. Su soledad política no da para llevar a cabo todos los absurdos que lanzó durante la campaña presidencial. Pero sí veremos el cuarto intento argentino por implantar un neoliberalismo a rajatabla, mientras gobiernos del mundo han empezado a despedir esa vileza a la chita callando. José Blanco.

El epígrafe propuesto para esta entrega en muchos sentidos refleja una situación nada deseable por las consecuencias que puede acarrear en el mediano plazo. El caso argentino es realmente paradigmático. Como dice José Blanco, “El país saltó de la desesperación al abismo…” Puede parecer extrema esta afirmación, pero si la vemos con cuidado tiene mucho de cierta. La pregunta de rigor se muestra de inmediato, ¿qué llevó a los argentinos a votar por Javier Milei? Sobre todo, si tomamos en cuenta que en la campaña electoral comenzó a proponer una serie de medidas a todas luces contrarias al interés popular, por un dato evidente, han estado sujetos a una severa crisis económica, cuyo efecto inmediato ha sido una inflación que anualizada está en el orden del 150%, aunado a ello un severísimo endeudamiento, y contando.

En esta línea de reflexión, podemos ver un asunto que parece totalmente contradictorio, el flamante presidente, pretende implantar de nueva cuenta el modelo neoliberal de manera extremadamente aguda, cuando en otras latitudes, muchos gobiernos se han ido distanciando de él. ¿Qué puede llevar a retomar un modelo económico que se ha mostrado impresionantemente concentrador de la riqueza? ¿por qué seguir en esa ruta? La respuesta la podemos encontrar haciéndonos el siguiente planteamiento ¿quiénes son los directamente beneficiados por su implantación? Si lo vemos desde esa perspectiva, habremos avanzando un paso en la comprensión de esa elección.

Por otra parte, no debemos olvidar ni pasar por alto qué ha implicado esta política económica en las últimas décadas. Los estragos que ha generado en la población, la forma en que reconfiguró la economía global, y los alcances que ha tenido. Por ello es pertinente tener la contextualización que es la clave para su precisa comprensión y desarrollo. En este orden, si hacemos una comparación con los diversos países latinoamericanos veremos que su implantación tuvo efectos globales parecidos, pero si vamos decantando sus efectos in situ, estaremos ante un panorama realmente desolador. Una consecuencia muy clara fue, el retroceso de nuestras economías, hasta el punto que en se le consideró como de cero crecimientos y en permanente crisis. Una de las consecuencias más claras fue la forma en que las privatizaciones iban dejando una secuela de desempleo y carestía por demás aguda. No podemos olvidar cómo se argumentaba desde las cúpulas de poder sobre la necesidad y pertinencia de privatizar lo público. ¿El argumento? Su ineficacia, poca rentabilidad y despilfarro.

Podemos tomar como ejemplo evidentísimo de todo esto, el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Un embate feroz y sistemático contra la fuerza de trabajo en todos los planos, la privatización a rajatabla de los bienes nacionales y del sector público. Sobre ello, él mismo Salinas se ufanaba de haberlo hecho. A manera de burla y sorna, cuando terminó su sexenio, decían que no se llevó el palacio nacional porque no cabía en el avión. La consecuencia directa de ello, fue una desestabilización económica impresionante, como pocas veces se ha visto en el país, aunado a una crisis política, desatada por el magnicidio de Luis Donaldo Colosio, y una descapitalización que casi lleva al país al colapso. Es decir, un entorno nacional apabullante y de pronóstico reservado.

No conformes con este panorama de saqueo absoluto de la riqueza nacional, se siguió insistiendo en ese camino, con los gobiernos panistas, donde se agudizó la condición socio-económica de la población hasta llegar al punto, que era totalmente insostenible e inviable ese modelo, por los efectos que podía tener en el plazo inmediato. Sólo es cuestión de recordar en qué condiciones terminó el gobierno de Peña Nieto, y su “obra culmen”, la construcción de un aeropuerto faraónico, que su sólo mantenimiento rebasaba los márgenes de lo razonable.

Es en este marco que se han propuesto las reflexiones sobre la situación argentina. Tratando de mostrar la complejidad y gravedad del momento que están atravesando. Donde, los anuncios por parte del gobierno recién en funciones a expresado su rechazo a la inconformidad popular, al afirmar que serán contenidas las manifestaciones. Esto muestra una actitud poco sensible al no darle cauce a las legítimas necesidades de la población.

Para cerrar el círculo, van a recibir un préstamo -otro más- de 960 mdd del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, para cubrir pagos por el servicio de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Esto es, “una raya más al tigre del endeudamiento”. Como si no tuvieran suficiente. Por ello, el título de esta entrega, donde pareciera que la evidencia histórica no fuera razón más que suficiente para no ir, por el camino ya andado. Este caminar a contracorriente, no sólo significa retomar lo ya probado, en términos económicos; también quiere decir, obviar o no querer asumir un pasado que les significo mucho dolor y sufrimiento. El tiempo, los eventos y la coyuntura irán marcando el derrotero de un futuro por demás complejo, azaroso e impredecible.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.

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