Desde nuestra América
Desde nuestra América

Sobre la democracia y sus formas

Foto: https://lopezobrador.org.mx/
De tal forma, es posible afirmar que, a diferencia del hacer político-democrático occidental que tiene una estructura teórica, el latinoamericano no puede ser entendido como un constructo teórico sin una relación con la realidad social y política, sino que es la consecuencia de la experiencia práctica concreta, es la lucha por abrir y mantener abierto el espacio público para que lo democrático se vaya consolidando. […] Es la contienda por convertir el ejercicio del poder de unos, en el ejercicio del poder de todos, o como lo llama el filósofo mexicano Joaquín Sánchez Macgrégor, es la lucha entre el poder y el contrapoder, tesis que Luis Villoro también asume. Mario Magallón Anaya

Oscar Wingartz Plata*

El pasado 1° de septiembre del año en curso, como parte de los quehaceres del Ejecutivo Federal, se hace entrega por escrito del Informe sobre el estado que guarda la administración pública, así como una exposición sobre los aspectos más relevantes del país en términos: económicos, políticos, sociales, de seguridad, desarrollo, etc., esto, ante el pleno del Poder Legislativo, es decir, ambas cámaras, de diputados y senadores. Para muchos puede ser simplemente parte del “ritual” a seguir año con año, a pesar de ser un asunto “cotidiano”, tiene sus deslindes y precisiones. Vamos a comentar algunos elementos que ameritan ser expuestos sobre la entrega de dicho Informe.

El primer elemento a destacar es el formato, ha cambiado radicalmente, dicho sea de paso, esto es digno de celebrar, sobre todo, en tiempos priistas, este evento era de “pompa y circunstancia”, muchos críticos y analistas lo nombraron como “el día del Presidente”. Se componía de toda una ceremonia, con un boato exuberante, con una corte exprofeso para la ocasión, la pretensión explícita era exaltar la figura presidencial y sus logros. Este ritual, también estaba compuesto por el llamado, “besa manos interminable”. Los involucrados debían pasar a rendir sus parabienes, so pena de quedar a “la vera del camino”.

Segundo elemento, el Presidente, ya no tiene que comparecer hieráticamente ante el Congreso, simplemente entrega el informe y el poder legislativo hace la glosa correspondiente. Ya no debe constituirse en un aparato espectacular, para el lucimiento del Ejecutivo, donde la pleitesía era un aspecto sustancial del acto.

Tercer elemento, los llamados “posicionamientos” de las diversas fuerzas políticas ha sido un ingrediente que le ha dado a este acto un toque plural, más abierto, más ágil, sin acartonamientos, ni simulaciones estridentes. Este elemento, debería constituirse en una de las notas relevantes del evento. Porque debe mostrar lo que efectivamente piensan y ven las diversas fuerzas políticas sobre la situación nacional. Se comenta este punto, porque de una u otra forma, el ocultamiento y la simulación siguen presentes. Muestra más estridencias e imputaciones de orden personal o colectivo, que una discusión seria y propositiva. Se hacen estas consideraciones porque parece que no terminamos por entender lo que efectivamente es el debate, la discusión, el consenso y la propuesta.

Si asumimos el contenido del epígrafe que se ha propuesto podemos ver que el asunto todavía tiene una ruta muy larga por delante. El punto a destacar es, ¿las discusiones y los debates en que se sustentan?, ¿en imputaciones personales, grupales?, ¿no hay sustancia para debatir?, en consecuencia ¿nos vamos por la periferia de los problemas? El día primero se vio como los posicionamientos giraron en torno a una serie de descalificaciones, señalamientos, imputaciones con escaso contenido discursivo. Si vemos esto con mayor cuidado y detalle, una cuestión que se sale a flote es la escasa materia para debatir, en esos términos, todo termina en imputaciones y descalificaciones. Aquí está el núcleo de la cuestión, ¿la democracia cómo la concebimos?

La democracia y sus formas deberían mostrar una enorme profundidad, que resalten los problemas fundamentales a discutir y resolver, no se puede aceptar que las cámaras y sus integrantes se constituyan en una arena donde se pelean a partir de una serie de hechos o actos que invitan al encono y la confrontación; y no a la resolución de nuestras ingentes necesidades. Un asunto que se mostró en esas consideraciones y posicionamientos fue que se parte de ideas o hechos escasamente fundamentados, lo que invita al alegato y no al debate de fondo. En muchos de los pasajes, los posicionamientos tienen más la expresión de la confrontación, que una real y honesta discusión. Como se dice coloquialmente, entrar “en él toma y daca” muestra carencia real de argumentos y materia de discusión. Los planteamientos vertidos por los partidos políticos en su conjunto, se mostró más como una lucha de facciones que el mostrar un interés real por la problemática nacional. Por ello se reitera la necesidad de ir más allá de lo epidérmico, de lo superficial.

Los problemas que enfrenta nuestro país son muchos y complejos, y no se van a resolver confrontándonos más. No será, a partir de imputaciones, descalificaciones, “con enjuiciamientos sumarios.” Debemos solicitar al poder legislativo mayor profundidad, estudio, reflexión, argumentación, disposición de análisis y dialogo, con el objetivo fundamental de acordar, consensuar, resolver; y no entrar en querellas descalificatorias, que lo único que muestran es, una actitud cerrada, mezquina y facciosa por parte de nuestros legisladores, y no abocarse a los problemas en cuanto tales.

* Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Docente-investigador en la Facultad de Filosofía de la UAQ.