En Pocas Palabras
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Nueva refinería se suma a Dos Bocas, ¿Acierto o error?

Vista aérea de la Refinería Deer Park en Texas, Estados Unidos. Foto: Shell.

Teresa E. Hernández-Bolaños

Finalmente, la refinería Deer Park, ubicada en Houston Texas en los Estados Unidos, será adquirida por Pemex (Petróleos Mexicanos) y se sumará a las refinerías de Dos Bocas y Tula, esto una vez que el gobierno norteamericano ha autorizado la venta a Pemex, de las acciones que todavía pertenecían a Shell. Obtenida la autorización, México deberá pagar los 596 millones de dólares equivalentes al 50% de la participación de Royal Dutch Shell en Deer Park, una de las principales empresas energéticas del mundo, de origen inglés y gales.  Los 596 millones pertenecen a la deuda de Shell, y adicionalmente se deberá pagar la misma cantidad, 596 millones de dólares, para liquidar la refinería y pasar a manos de México. Con lo que nuestro país deberá pagar 1,192 millones de dólares para su compra.

La compra de esta nueva refinería se da después de varias negociaciones.  Las primeras negociaciones de la compra-venta se dieron desde octubre del 2020, cuando México lanzó la primera oferta a Shell; fue hasta marzo de este año cuando se fijó el precio de la operación y en mayo de este mismo año se anunció el precio final de la compra. Con la autorización del gobierno de Biden la operación se puede concretar. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha calificado de histórica esta operación, ya que el gobierno de México cambia y consolida la estrategia de producir y no importar combustibles. Desde la perspectiva del gobierno de AMLO, la estrategia es ser autosuficientes en combustibles para finales del 2023, y con ello bajar los precios del diésel, la gasolina y la turbosina.

Según los pronósticos, con la compra, apertura y rehabilitación, el próximo año, de seis refinerías que incluyen Dos Bocas y  Deer Park, México podría tener la capacidad de producir 1.2 millones de barriles de crudo, esta capacidad se sumará a los 700.000 barriles diarios que ya produce, lo que cubrirá el consumo interno que demanda el país. Pero, si bien, estos pronósticos de producción y autosuficiencia, parecen alentadores, para la oposición política del gobierno que busca descalificar, y para las tendencias internacionales que apuestan por energías limpias parece no ser una buena estrategia, tras el argumento de que el camino a seguir para detener el cambio climático incluye la eliminación de los combustibles fósiles. Sin embargo, hay que ser prudentes y realistas, no sólo del contexto de México, sino del mundo y su transición hacia energías limpias. Puesto que, si bien no se puede negar la necesidad de transitar al uso de energías limpias para el planeta y combatir el cambio climático, tampoco se puede negar que la transición planetaria no puede ni debe hacerse de un día para otro, simplemente porque las economías del mundo están soportadas en el uso del petróleo.

No olvidemos, que la pasada Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de este año, la COP26, fue calificada de fracaso, precisamente por la negativa de los países y los principales fabricantes de autos en el mundo de firmar el acuerdo de fabricar y vender solamente autos y camionetas de emisiones cero para 2040, puesto que implica inversión en nuevas tecnologías y abaratar cosos que afectarían al sector más golpeado antes y  durante la actual pandemia, por lo que los acuerdos de los fabricantes fueron más flexibles en los tiempos y en el porcentaje de autos que no usen combustibles fósiles, con lo que aún tendremos autos como los conocemos algunas décadas más. Por otro lado, las economías más fuertes del planeta son quienes emiten la mayor cantidad de CO2 (dióxido de carbono) en el mundo. China encabeza la lista y le sigue Estados Unidos, el tercer puesto lo lleva India. De los tres países, solo la India ha avanzado notablemente en la generación de fuentes de energía renovables. Las 3 principales fuentes de emisiones de carbono son carbón, petróleo y gas, y todo indica que seguirán generando la energía que requieren las economías en varias décadas más. Ya que el estancamiento económico provocado por la crisis sanitaria no parece dejar mucho margen para cambios drásticos en el uso de energías.

Quizá la apuesta del gobierno sea viable, ¿Ud. qué opina?