En Pocas Palabras
En Pocas Palabras

Educación y COVID-19 ¿estábamos preparados?

Foto: Banco Mundial.

Teresa E. Hernández-Bolaños

Desde la aparición de la pandemia por Sars-Cov-2 (COVID-19), y una vez cerradas las escuelas, como medida de contención y prevención de contagio, los sistemas educativos de todos los países del mundo enfrentaron un nuevo reto, salir de las aulas. La crisis sanitaria no sólo ha evidenciado la debilidad de los sistemas de salud, también el rezago en el dominio de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación), y su uso pedagógico y didáctico; es decir, su versión TAC (Tecnología de Aprendizaje y Colaboración) en los sistemas educativos.

Afrontar con éxito el reto de continuar con la formación de millones de estudiantes en medio de la pandemia, depende en gran medida de la disponibilidad, dominio y uso de las TAC; son y serán la alternativa mientras la interacción física no sea posible. Sin embargo, ¿estábamos preparados para transitar por la educación virtual y a distancia?, ¿Podemos enfrentar el reto sin sacrificar la calidad en la formación de nuestros estudiantes?, ¿Estaba preparado México?, ¿Lo estaban padres, maestros, alumnos, comunidades?

Durante los últimos meses se ha debatido en México que los alumnos de comunidades en pobreza están lejos de siquiera tener luz, hablar de internet, dispositivos móviles o computadoras resulta inútil para docentes y alumnos. De igual forma, aun en zonas urbanas donde la luz o el internet no es un problema mayor, hablar de TIC o TAC resulta ajeno. Algunos docentes no fueron formados con TIC, no usan TIC como herramientas pedagógicas o didácticas y tampoco las escuelas, ni siquiera las privadas, cuentan con plataformas virtuales o equipos dispuestos para uso de TIC. Aún los profesores universitarios tienen dificultades para adaptarse a las tecnologías, y los planes y programas de las Universidades fueron diseñados para la presencialidad.

¿Estábamos entonces preparados?, en definitiva no, ¿lo estaba el mundo?, tampoco. Enfrentar el reto con éxito depende de nuestra relación con las TIC Y TAC, palear los problemas estructurales, y hacerlo en medio de la crisis. Conocer nuestra realidad es el primer paso, la OCDE acaba de sacar una serie de notas por país en el marco de su evaluación titulada School Education During COVID-19 Were Teachers and Students Ready? (Educación Escolar Durante el COVID-19. ¿Estaban preparados los profesores y los estudiantes?)[1], en donde muestra los resultados de los países y su relación con las TIC previos a la crisis. Para la OCDE un punto de partida para responder a la pregunta es examinar con qué frecuencia se usaban estas tecnologías en el aula antes de la pandemia.

En la nota por país se describen los resultados de una serie de preguntas elaboradas a docentes, alumnos y directores, durante las evaluaciones PISA (Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes) y TALIS (Encuesta Internacional de Enseñanza y Aprendizaje), elaboradas por la OCDE en 2018. Aunque esta evaluación se realiza a educación básica, es un buen punto de partida. En México, si bien los docentes reportan que el uso de TIC para la docencia se incluyó en su educación en el 77%, por arriba de la media de la OCDE que fue de 56% y de países como Rusia con 69%, EE.UU 63% o Japón 60%; únicamente poco más de la mitad pueden apoyar el aprendizaje de los estudiantes mediante el uso de tecnología (58%), por debajo del promedio OCDE con 67%, EE.UU 69%  o Chile con 77%.

Las escuelas no poseen las condiciones para el uso de TIC. Los directores reportaron escasez o insuficiencia de tecnología digital en un 44%, arriba de la media OCDE del 25%, países como Chile y EE.UU reportaron un 19%. Respecto al internet los directores reportaron acceso insuficiente en 53%, arriba de la media de OCDE del 19% o países como EE.UU que reportó sólo un 17%. Respecto a la capacidad de los hogares para el aprendizaje en línea, los estudiantes que reportan tener una computadora apenas es del 57%, mientras que la media OCDE es de 89% y países como Rusia poseen un 94%. Los porcentajes del estatus socioeconómico más bajo son aún menores. Finalmente los estudiantes que reportan tener un lugar tranquilo para estudiar es 74% por debajo del promedio OCDE que fue de 91 por ciento.

[1] http://www.oecd.org/education/Mexico-coronavirus-education-country-note.pdf