Desde nuestra América
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Chiapas, y su situación actual

Qué está pasando en Chiapas
Opinión Chiapas, y su situación actual
Foto: Colectivo Radio Zapatista.

Oscar Wingartz Plata*

Lo que sucede en Chiapas (ataques a defensores de derechos humanos, ambientalistas, opositores a proyectos industriales dañinos, luchadores sociales y periodistas críticos) es una parte del panorama general de malos gobiernos estatales que se vive en la mayor parte del país, combinados esos malos resultados de gobierno con la corrupción descarada, las alianzas con grupos criminales y el uso de recursos públicos para beneficio de las camarillas en el poder y de los proyectos políticos y electorales que garanticen la subsistencia de tales ciclos nefastos. Julio Hernández López.

De un tiempo acá, hemos estado escuchando noticias preocupantes, sino es que alarmantes sobre la situación político-social que prevalece en el Estado de Chiapas. De antemano se debe decir que no se pretende hacer estridencias ni llevar las cosas a los excesos, entre otros asuntos, porque eso no es desarrollar o proponer reflexiones serias y sensatas. Ahora bien, en días pasados, concretamente, el 18/X/2024 leí un artículo en el diario La Jornada, su autor Luis Hernández Navarro que tituló elocuentemente: “Chiapas, la guerra civil llama a la puerta”. El sólo título nos debería poner en una actitud reflexiva y ponderada, porque no es cualquier cosa usar esas expresiones para referirse a una determinada situación política y social de algún estado de nuestra República. Esto se refuerza con el epígrafe propuesto para esta entrega de Julio Hernández.

Un dato que nos permita contextualizar los elementos presentados se refiere entre otros, a la propia experiencia. Hace ya algunos años tuve la oportunidad de vivir y trabajar en San Cristóbal de las Casas, en la sede de la UNACH en esa ciudad colonial, centro de eventos históricos relevantes, no sólo para Chiapas, sino, también para el país. Así pues, estuve en contacto con muchas realidades que se vivían y se viven cotidianamente en ese estado, uno de ellos. Un aspecto a considerar es un estado grande, múltiple, variado en diverso orden, tanto natural como culturalmente hablando. Esto le da una contextura particular, porque, se muestra con una pluralidad impresionante de pueblos, lenguas, expresiones y sentidos de lo que significa para esos pueblos la vida misma. Una de sus atracciones en su geografía, podemos encontrar de todo, planicies, valles, sierras, playas; y una biodiversidad impresionante, donde uno se ve desbordado ante tal magnificencia.

Detrás de esa grandeza se escondió y se esconde mucha de su propia situación, sin exageraciones se puede decir que viene desde la misma conquista y colonización de nuestra América. En el periodo colonial, Chiapas perteneció a la Capitanía General de Guatemala, como se podrá ver, ese fue uno de los asuntos más complejos que se vivieron cuando vino la ruptura del orden colonia con la Revolución de Independencia, las élites políticas, tanto chiapanecas y guatemaltecas se enfrascaron en una disputa ardua, elegir entre la anexión a México o la autonomía, una parte de esa élite decidió la anexión y la otra la creación de su propio país, incluso, en la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez, hay un monumento que conmemora la anexión a México titulado “El sesquicentenario de la anexión de Chiapas a México.” Como parte de nuestra historia, un problema que se le presentó a los gobiernos emanados del proceso independentista fue cómo gobernar tan vasto, enorme territorio heredado del poder español, ante eso, las respuestas eran en extremo complejas.

También debe decirse que muchas de las prácticas, usos, costumbres, formas de organización política, social, económica prevalecieron muchos después de la independencia, como herencia del pasado colonial, donde pareciera que el tiempo se congeló. Aunado a ello, el enorme contingente indígena, con sus culturas, lenguas, hábitos y costumbres. Con el paso del tiempo, todo ello no se modificó sustancialmente, incluso una historiadora que vivió en San Cristóbal de las Casas afirmaba que la Revolución Mexicana no pasó por el sureste mexicano, dejó intacto ese pasado colonial. Ante ese panorama, la vida se desarrolló con ese cúmulo de contradicciones, y una de sus expresiones más elocuentes fue, la explotación de la mano de obra campesina en todas sus formas.

No fue sino hasta 1994 cuando la rebelión indígena encabezada por el EZLN sacudió de forma enérgica “el remanso chiapaneco”. Ahí empieza otra parte de su historia, que permanece en estado de latencia, e incubando mayores contradicciones. Esto es, la realidad de ese estado tiene condiciones y características que los sucesivos gobiernos han ido pasado los problemas de gobierno en gobierno, sin una verdadera actuación, como el tratar de remediar ese complejo de realidades, lo único que han hecho es generar mayores problemas. En este orden, el EZLN ha intentado llevar la realidad chiapaneca al mundo para que volteen a verlos, siglos de explotación, miseria, despojos y enriquecimiento desmedido, primero de los colonizadores, después de las sucesivas cúpulas de poder; y ahora, la mezcla, el miasma de una serie de actores, organizaciones y personajes que se han aprovechado de la caótica situación política y la falta de gobernanza clara, eficaz, responsable y honesta.

Este panorama se ha ido complejizando al ver que eso parece “tierra de nadie”, es decir, la infiltración, desarrollo, consolidación de diversos agentes económicos, sociales y políticos, cuyo único propósito es obtener el mayor lucro posible acosta de lo que sea. La aparición de las bandas de narcotraficantes ha desestabilizado enormemente la situación en ese estado, por todo lo que acarrea, corrupción, violencia, desplazamientos forzosos, extorsión, criminalidad. Esto puesto en contexto, es sumamente peligroso, porque se llevan por delante a todos, involucrados y no involucrados; aunado a todo esto, es la posición estratégica de ese estado, ubicado en la  frontera con Centroamérica, donde el trasiego de todo tipo de “mercancía” es un dato complejísimo de controlar, iniciando con la migración extranjera que pasa por todos los poros de la línea fronteriza, lo que trae aparejado un “mercado con múltiples opciones”, la trata de persona, el enganchamiento para todo tipo de actividades lícitas e ilícitas, el mismo narcotráfico, la violación a los derechos humanos, y la lista se continua. Esta es una de las tantas realidades que lesionan profundamente el tejido social, en particular, en ese estado sureño del país, con enormes carencias. Para tensar más la situación, el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez Pérez el pasado domingo 20 de octubre cuando salía de celebrar una misa en San Cristóbal de las Casas.

*Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.