La presencia del presidente de Estados Unidos en la final masculina del US Open desató más abucheos que aplausos en el Arthur Ashe Stadium.
La Asociación de Tenis pide a emisoras no difundir las reacciones del público.
Redacción
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asistió como espectador a la final masculina del US Open en Flushing Meadows, Nueva York, donde fue abucheado por gran parte de los asistentes al ser mostrado en las pantallas del estadio durante la entonación del himno nacional.
Trump respondió a las reacciones con una sonrisa y gestos de reconocimiento, y los medios registraron imágenes de él saludando desde un palco VIP.
Previo al evento, la organización del torneo, la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA, por sus siglas en inglés), remitió instrucciones a emisoras para “no mostrar” reacciones del público ante la presencia del mandatario estadounidense.
Sin embargo, cadenas como ESPN dijeron que no alterarían su cobertura pese a las peticiones, mientras que otras cumplieron la solicitud de la organización. En redes sociales, los videos se viralizaron rápidamente.
A pesar de que la USTA explicó que pide rutinariamente a las televisoras no emitir distracciones fuera de la cancha, la medida generó críticas por intentar controlar la narrativa de la transmisión.
La Casa Blanca publicó en la cuenta de X (Twitter) RapidResponse47 (https://x.com/RapidResponse47/status/1964769628418363517):
“Todo lo que hacen estos perdedores de noticias falsas es mentir porque sus cerebros del tamaño de un guisante han sido destruidos irreversiblemente por [el síndrome de trastorno de Trump]. Así lo transmitieron por televisión. Fíjense en las ovaciones”.
La aparición del presidente Trump coincidió con estrictos protocolos de seguridad y revisiones que retrasaron la entrada al evento, lo que enfureció a miles de aficionados que llegaron con tiempo, algunos de los cuales se quedaron afuera del estadio de Queens, N. Y.
Trump ya había sido abucheado en el US Open en 2015, cuando aún no era presidente —aunque ya había iniciado su campaña—, y desde entonces evitó asistir hasta ahora. Varios columnistas interpretaron esta visita como un gesto calculado del mandatario para proyectar fortaleza y estatus, principalmente porque su índice de aprobación es menor a 40 %, según algunas encuestas, debido al escepticismo cada vez mayor por su política económica y militar, así como a las controversias recientes respecto al expediente Epstein.
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