Desde nuestra América
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La Nueva Política Económica, ¿un reto?

El Presidente Andrés Manuel López Obrador presentó su ensayo: “La Nueva Política Económica en los Tiempos del Coronavirus”. Foto: https://lopezobrador.org.mx/

Oscar Wingartz Plata*

Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que éste sea integral y sustentable, que fortalezca la Soberanía de la Nación y su régimen democrático y que, mediante la competitividad, el fomento del crecimiento económico y el empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad…
Artículo 25 Constitucional.

El pasado 16 de mayo el Presidente Andrés Manuel López Obrador presentó en Palacio Nacional un ensayo que tituló: “La Nueva Política Económica en los Tiempos del Coronavirus”. Este documento es el eje sobre el cual desea ordenar y orientar sus acciones de gobierno, como él menciona, es un nuevo modelo de país que se debe regir con base en cinco principios fundamentales: democracia, justicia, honestidad, austeridad y bienestar. En este sentido, y por razones de espacio sólo deseo proponer algunas reflexiones sobre el mismo. Esperando despierte su interés por conocerlo en su totalidad.

Una cuestión que debemos mencionar de entrada es el sentido del ensayo, esto quiere decir, ver cuáles son los alcances, objetivos y sentido de la propuesta; como tal, es un texto guía de su quehacer el frente del Ejecutivo federal. Menciono este dato, para evitar la tentación de buscar en él exhaustividad y la explicación acabada de todos y cada uno de los puntos. Como está presentado, es una exposición de las ideas centrales de un programa a desarrollar.

Así, pues, este documento muestra una labor encomiable por parte del Presidente al explicarnos cómo ve el país y para dónde desea conducir sus acciones. Éste dato en sí mismo hay que reconocerlo ampliamente. Porque “normalmente” no había este tipo de prácticas, que el Ejecutivo explicara que iba a hacer durante su gobierno. Todo se daba “por sentado”, como si todos tuviéramos las coordenadas del asunto. Además, es de todos conocido –eso sí–, en el pasado eran extremadamente autoritarios en la toma de decisiones. Lo único que quedaba hacer era callar, acatar y obedecer. Debemos reconocer estas nuevas formas de gobernar, porque, esa es una de sus funciones, rendir cuentas.

Debemos decir que, este asunto en sí mismo es muy complicado, por una razón que se muestra de inmediato, los grupos de interés, las camarillas empresariales, las transnacionales, los empresarios en general ¿cómo ven esta propuesta? Creo que no con buenos ojos, porque se les acostumbró y se acostumbraron a tener una “relación muy cercana con el poder”, por no decir, que iban de la mano. ¿Esto qué significa?, que fueron generando una interacción que se movía en diversos planos, y que terminó creándose un nexo estrecho entre ambas instancias: poder político-poder económico. El mismo presidente López Obrador lo ha dicho en repetidas ocasiones, separar ambas esferas, que no se mezclen ni se confundan. Si asumimos esta primera idea como cierta, es válido decir que, la nueva política económica va a tener un contrapeso nada sencillo de sortear.

Por otra parte está una cuestión que sigue vigente, no es fácil erradicar del horizonte social de nuestro país, me refiero a todo el conjunto de prácticas que se incrustaron en nuestra conducta cotidiana, esto es, decir o hacer ver que todo se permitía, que todo se valía; incluso por el método o la práctica que fuera. Esto por obvias razones fue creando y “haciendo cultura”, de ahí a una serie de ideas que se presentaba “como deseables”, y no necesariamente criticables o cuestionables. Como se puede apreciar, proponer una ruta diferente en diversa materia resulta harto complicada, por los elementos que se han expuesto.

En esto hay una variable que es explícita, las relaciones que establecemos los seres humanos para la reproducción de nuestra vida material y espiritual tiene contenidos muy claros y concretos; vamos a proponer el siguiente ejemplo partiendo de algunos cuestionamientos: ¿cómo se han organizado las sociedades contemporáneas para producir?, ¿cuáles son “las reglas del juego” en esta actividad?, ¿quién o quiénes imponen esas reglas?, ¿a quién o quiénes benefician esas reglas? Si respondemos a estas preguntas iremos en el camino de las respuestas que se están plantando. Tampoco debemos olvidar que esta forma de organización social tiene siglos de existencia, mínimo trescientos años. ¿Esto quiere decir?, que es un modo de producción que se ha ido “aceitando” con el paso del tiempo. Ha tenido altibajos, crisis severas y recurrentes, se han ensayado formas cada vez más refinadas de organización laboral, en consecuencias, se han desarrollado relaciones sociales de producción con otros enfoques y matices.

Si el asunto se muestra de esta forma, la labor del presidente y su propuesta deberá atravesar por un “mar turbulento”, entre otras cuestiones, tratar de dialogar con esos sectores que evidentemente se sentirán afectados, e incluso agredidos por una nueva política económica que busca ante todo: el bienestar de la gente. Deberá realizar una labor de convencimiento, donde todos se sientan convocados e incluidos en este proyecto de renovación, que yo lo llamaría, de orden histórico, así en esa dimensión. ¿Por qué?, porque es de las poquísimas ocasiones en la historia de nuestro país que un proyecto gubernamental intenta acercar a todos por igual, buscando la reconfiguración de nuestra sociedad, donde todos sean beneficiados, y no sólo un grupo o clase social, por más poderosa que se crea.

Retomando el título de esta entrega, considero que el presidente tiene un reto complicado, sobre todo, si tomamos en cuenta que la recomposición de las relaciones sociales no se da de la noche a la mañana. Es un largo y complejo camino que puede llevar por sendas tortuosas, con enormes obstáculos; donde el diálogo, el convencimiento y la apuesta por la transformación de México son la razón fundamental del actual gobierno, y su posibilidad de trascender.

* Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Docente-investigador en la Facultad de Filosofía de la UAQ.