En Pocas Palabras
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La COVID-19 frente a la crisis sanitaria

Fotos: Gobierno de México.

Teresa E. Hernández-Bolaños

Desde que la enfermedad COVID-19 (Coronavirus) se hiciera presente en China, hasta que la OMS lo declarara pandemia, este virus ha afectado a millones de personas y paralizado las economías. Los médicos y el personal de salud se han convertido en protagonista para la supervivencia. Y con ello se han visibilizado las condiciones precarias de trabajo que enfrentan. Ningún o casi ningún sistema de salud pública puede enfrentar una crisis sanitaria como la actual. Y es que hoy la crisis nos ha recordado cuan frágil es la economía cuando se paraliza la fuerza de trabajo. Nos ha recordado que una de las tareas más apremiantes es la funcionalidad de los sistemas de salud, que hoy tiene un déficit notable.

En nuestro país, había 2.248 médicos por cada 1000 personas en 2016, según datos del Banco Mundial, extraídos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), mientras que en  promedio en el mundo existían 1.502 médicos en 2015. Países como China contaban con 1.786, Estados Unidos 2.595  en 2016, Cuba  8.19 en 2017, una excepción, ya que países con altos índices de Desarrollo Humano (IDH) como Alemania sólo poseía 4.2, Austria 5.1, Dinamarca 4.5, Rusia 4.0, Islandia 4.0,  Mónaco 6.6, Noruega 4.6, Suecia 5.4, Suiza 4.2, médicos por cada 1000 personas. (BM-OMS https://datos.bancomundial.org/indicador/SH.MED.PHYS.ZS )

La OMS reconoce que el personal sanitario es imprescindible para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)  y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la salud y que no hay suficiente personal sanitario en el mundo. Según la OMS el mundo enfrenta un déficit de 18 millones de trabajadores sanitarios a nivel mundial, por lo que los gobiernos tendrían que estar tomando medidas; ya que según datos de la misma OMS se calcula que para 2030 se necesitarán 40 millones de nuevos puestos de trabajo en el sector sanitario y social mundial. (https://www.who.int/es/news-room/feature-stories/detail/10-key-issues-in-ensuring-gender-equity-in-the-global-health-workforce)

De ahí que el personal sanitario debe ser prioridad para los gobiernos, su formación y sus sueldos deben estar en las agendas educativas, políticas y económicas; la realidad parece indicar lo contrario. El gasto público del gobierno es bajo en servicios esenciales (educación, salud y protección social), durante 2015 el porcentaje mayor no superaba el 25 % en el mundo. México sólo disponía del 11. 3 %, por debajo de países con altísimo IDH como Suiza con 25.2 %,  Alemania 21.4, Suecia o Irlanda  con 18.4 %. (World Health Statistics 2018: Monitoring health for the SDGs.https://www.who.int/gho/publications/world_health_statistics/2018/en/)

Ante este panorama el futuro personal de salud enfrentará dificultades como restricciones de ingreso a las Universidades. Según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) del 2018, si bien las carreras de medicina y enfermería aparecen entre las 10 carreras con más profesionistas y matrícula, ocupan los últimos puestos (7° medicina, 9° enfermería en profesionistas; y 7° enfermería, 9° medicina en matrícula) con cifras bajas para enfrentar la demanda. Mientras que Administración y Gestión de Empresas posee una matrícula de 430,278 alumnos, Medicina sólo cuenta con 143 432 alumnos, lo que representa una tercera parte de la matricula de Administración. Por otro lado, Administración y Gestión Empresarial posee 1248893 profesionistas, Medicina sólo cuenta con 374517 profesionistas, es decir, los administradores triplican las cifras de los médicos, lo que explica el déficit (IMCO. https://imco.org.mx/comparacarreras/las-10-mas).

Los futuros profesionales deberán enfrentar también sueldos bajos y deplorables condiciones de trabajo en sistemas de salud pública deficientes.  No hay hospitales públicos suficientes y por lo tanto no hay plazas para la formación y el ejercicio profesional, lo que limita la matrícula; y ni las Universidades ni el gobierno han podido superar esta brecha. La transición a la privatización de la educación y la salud ha conseguido ampliar la brecha entre ricos y pobres, y aumentar el déficit,  si no se revierte esta tendencia, nos espera una permanente crisis sanitaria que hoy la COVID-19 hace evidente.