Ramón Martínez de Velasco
“La política hace mal a cualquier alma”: Harry Mulish.
La Naturaleza está tomando las riendas. Y a las palabras se las está llevando el viento.
La Humanidad ha llegado a su espejo.
Hoy, la ciencia puede dar un Golpe de Estado que no sólo derroque a nuestro actual nazi-cristianismo, sino que nos cambie la vida.
Hoy, las personas pensantes tendrán tiempo para preguntarse por qué la sociedad mexicana tiene tanta hostilidad hacia la ciencia, o por qué los gobernantes le tienen tanto odio a los científicos.
Hoy, el diagnóstico de los gobernícolas sobre la pandemia es un festival de estupidez que da lástima y vergüenza. Un espectáculo barato con actores de tercera, cuyas dificultades mentales están a la vista para quien quiera verlas.
Llegó la hora de opinar de la academia. De aquélla ajena a esa estupidez monoteísta llamada ‘Cuarta Transformación’. (No es gratuito que Thomas Henry Huxley recordara que “la historia de la ciencia es una larga lucha contra el principio de autoridad”.)
Hacia una teoría general sobre los hijos de puta, por ejemplo, es un libro de Marcelino Cereijido Mattioli, científico y comunicador de la ciencia.
“Un organismo, cualesquiera que éste sea, sólo puede sobrevivir si interpreta correctamente la realidad. La diferencia es que el ser humano crea modelos ‘animistas’ de la realidad.
“De entre estos procesos, la ciencia es la única que no acepta dogmas ni milagros. Cuando el modelo científico, por ejemplo, puso en duda el que un hombre pueda caminar sobre el agua, el Papa Pío Nono promulgó en el año 1864 la Encíclica Quanta Cura condenando a la ciencia, a la tecnología, y a todos sus derivados”.
La ‘caja de herramientas’ del “hermano en Cristo” (según lo bautizó la mamá de ‘el Chapo’) y demás gobernícolas, es el ‘animismo’ (Susana Distancia).
“México tiene investigación científica, sí. Pero no un uso social de la ciencia. Tampoco tiene una cultura compatible con la ciencia”.
Epílogo
Cuando la pandemia disminuya, el deschavetado “hermano en Cristo” no va a apoyar a la ciencia, a la tecnología, ni a sus profesionales y especialistas.
Va a convocar –ya lo dijo– a una “jornada masiva de besos y abrazos” en todas las plazas del país.
Una bestialidad así sólo puede sugerirla un ‘analfabeta científico’ y un castrado informático proclive a la intoxicación colectiva.
Y con esta ideología tan bárbara “el pueblo bueno y sabio”, dependiente y chapucero, interpreta la realidad, arrastrando dramas terribles. Como, por ejemplo, el choque contra las creencias de los demás.
Amigo,
Me gustaría saber el propósito o intención de escribir en “libre de palabra”, desconozco el fin de este medio al tener cientos de opinologos, me imagino que por el significado del nombre es escribir sin algún sentido, objetivo específico, investigación, especialidad y mucho menos hacer referencia a algún artículo o publicación científica.
Veo ideas inconclusas, opiniones huecas, un exceso de agresividad en las palabras que hacen desestimar la seriedad de la opinión, desconozco y no me quedo claro el tema principal, ¿Fue en contra el gobierno?, ¿Desestimación por poca practicidad del mundo científico en Mexico? ¿Religión? ¿Tiene problemas en su entorno?.
Veo su opinion sin aporte, carente de conclusiones reflexivas
Saludos
Gracias por tu comentario, Víctor. “México tiene investigación científica, sí. Pero no un uso social de la ciencia. Tampoco tiene una cultura compatible con la ciencia”. Tal es el soporte de mi colaboración (que no es una tesis). Hay ejemplos, a diario, en los medios informativos. También en el Conacyt y en los Consejos estatales de CyT, a los que han convertido en Agencia de Empleos para los cuates. Y no se diga en las Mañaneras.