Medio Ambiente
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Cañones antigranizo, atentado contra el ciclo del agua

Foto: Especial.

Anaximandro Flores Valderrama*

Pensar que los cañones antigranizo realmente sirvan para detener grandes precipitaciones es un mito, un acto de fe“, aseguró el investigador Fernando García García, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en un reciente artículo publicado por la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, de esta casa de estudios.

Lo anterior está relacionado con la información divulgada recientemente en diferentes medios de comunicación, en la primera semana de agosto, como consecuencia de que la corporación Volkswagen, instalada hace ya varias décadas en las cercanías de la ciudad de Puebla, hace uso de la tecnología con cañones de gas que producen ondas sónicas de alto impacto a la atmósfera, dirigidas a formaciones nubosas con potencial de desarrollar granizo como las clasificadas cumulo nimbus (“la reina de la tormentas”). Dicho elemento natural (el granizo), no es otra cosa más que agua en estado sólido, pero personal de la empresa alega que afecta a sus vehículos almacenados y que les ha causado cuantiosos daños, de los cuales las empresas aseguradoras no se responsabilizan, por lo cual desde el año pasado han instalado en la planta armadora dos cañones para disipar las formaciones nubosas con potencial de granizo.

Sin embargo, grupos de ejidatarios de cerca de 10 ejidos (El Sol de Puebla, 15 de agosto de 2018) se han manifestado contra las prácticas empleadas por dicha empresa, ya que a decir de ellos esta actividad ha traído efectos contraproducentes en el sector agrícola de la región, específicamente en cerca de 20 mil hectáreas de cultivos de maíz de temporal, lo que les ha generado ausencia de lluvias, alteración del ciclo de las mismas y por lo tanto inminentes pérdidas en su principal actividad económica, pérdidas totales por sequía en los cultivos de maíz, calabaza, frijol, entre otros. Lo anterior si se toma en consideración que si se trata de cultivos de temporal, su ciclo vegetativo es más largo y –considerando el ciclo estacional– quedarían inexorablemente expuestos a fines de septiembre u octubre, a la ocurrencia de las primeras heladas del año y lo poco que haya quedado en pie, sería arrasado por el hielo. Menudo problema.

De acuerdo con las publicaciones en los medios de comunicación, el vicepresidente de Relaciones Corporativas de la Empresa, Carlos Luna, dejó entrever que se seguirá utilizando la tecnología, pues aseguró que la misma no afecta el medio ambiente y que cuentan con los permisos para su utilización. Ah, caray, ¿permisos de quién?

Por otro lado y acerca del tema, según lo referido en medios de comunicación por el Ing. Rodrigo Riestra, representante del Gobierno del estado de Puebla, personal de la Comisión Nacional del Agua (CNA) determinó que el uso de este tipo de tecnología no perjudica los cultivos. Sin embargo, la institución ha ordenado a la Volkswagen cancelar el empleo de estas ondas sonoras.

Interesante y preocupante escenario, tanto la Volkswagen como la CNA, resultan ser grandes especialistas en climatología, meteorología y agricultura, ah, y de ribete en pobreza.

A todas luces a unos y otros les importa un bledo el brutal impacto que se produce a la atmósfera, alterando y devastando el ciclo hidrológico con semejante bombardeo sónico, unos y otros no se han dado la oportunidad de echarle un vistazo a la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LEGEEPA), cuyo uno de sus títulos y secciones habla sobre los tipos de contaminación, tanto al agua, al suelo y a la atmósfera.

¿Quién se hará responsable de los daños ocasionados por el uso de tan aterradora tecnología, desarrollada en los años setenta en Francia? ¿Quién pagará los daños causados a los miles de ejidatarios, cuya única fuente de ingresos reside en la agricultura de temporal, siendo que ésta depende totalmente de la lluvia?

¿Acaso en esta empresa alemana ignoran que en el mundo entero se utilizan mallas antigranizo, como lo hacen los productores de manzanas en Chihuahua y en otras partes de México? ¿Será que no tienen lana para invertir en ello? Lo dudo, semejante empresa multimillonaria tiene para eso y mucho más.

Y lo peor, el impacto causado a la atmósfera, ¿quién lo pagará?, ¿quién evalúa los impactos ambientales con todo y la legislación ambiental?, ¿un dictamen emitido por la CNA lo hará?, ¿los millones de dólares de la transnacional alemana?

Está claro, es más importante el parque vehicular de la Volkswagen; importa más que la CNA dictamine que el bombardeo sónico no afecta la agricultura; mientras que los jodidos, pues que se jodan más, no faltaba más. Y que el planeta siga declinando por la avaricia y el contubernio antropogénico.

*Docente/Asesor externo.

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